Monitor Sur/Especial
La Habana, Cuba, 8septiembre2015.-Por tercera vez en diecisiete años un Papa visita Cuba. Todos esos viajes han sido gestos extraordinarios de los jefes de la cristiandad católica para acercarse a los fieles, y también a los no creyentes, de nuestra pequeña isla.
Al igual que las visitas anteriores, esta tiene una triple significación: para el pueblo cubano, para la iglesia católica local y para el exilio. Con la peculiaridad de que este Papa habla nuestro idioma, pertenece a nuestro continente y tiene un mayor conocimiento de nuestra historia que cualquier pontífice anterior. Además, por su humildad y sensibilidad pastoral, se ha convertido en un líder no solo inmensamente popular sino alguien cuyas palabras son escuchadas con atención e interés por una parte importante del planeta. Lo que diga en Cuba no se quedará en Cuba.
Visitará el Papa el Santuario del Cobre, a rendir homenaje a la más universal de las cubanas: la Virgen de la Caridad. Con ese gesto, el Papa Francisco, cuyo predecesor Benedicto XVI la nombró Patrona de Cuba atendiendo a la petición de los mambises hace cien años, honra a quien los cubanos han venido honrando de manera especial por cuatro siglos. “Símbolo de cubanía”, ha llamado a la Caridad la historiadora cubana Olga Portuondo. El Papa quiere estar cerca de Cuba y, para ello, se acerca a ella.
Se hace generalmente tanto énfasis en la unidad del cubano que se nos olvida otra importante realidad: Cuba es, además, un país plural. Nuestro pueblo es plural en su composición étnica, en su sentido de pertenencia geográfico, en su estatus socioeconómico, en su manera de entender el pasado y enfrentar –y desear– el futuro. Hay muchos matices en las convicciones políticas de nuestros ciudadanos y hay muchísimas personas con inquietudes espirituales que buscan respuestas en una fe que va más allá de los presupuestos científicos, los manuales teóricos, o la experiencia cotidiana.
Y he aquí la principal importancia del viaje papal. El gobierno de Cuba ofrece a Francisco importantes plataformas –espacios públicos de prestigio, acceso a los medios masivos de comunicación— para presentar ideas, compartir visiones y sugerir soluciones que no son las ortodoxas y oficiales del régimen político. Esto es significativo, pues permite al pueblo cubano escuchar, abiertamente y desde lo alto, otras maneras de pensar distintas a las que diariamente se transmiten a la población, todo ello dentro de un marco de respeto y hasta admiración. Es, por otra parte, un reconocimiento por parte de las autoridades cubanas de que un pedazo de nuestro pueblo piensa y siente distinto de la ideología oficial.
Para los católicos cubanos la visita tiene una significación muy entrañable. Se trata de un padre que, aunque encargado de altísimas responsabilidades de la iglesia universal, viene a conocer y visitar personalmente a sus hijos dispersos. A brindarles solidaridad y ánimo. A confirmarles que van por el buen camino y que deben perseverar en él. A pesar de los pesares.
Además, en la medida en que la iglesia organiza un evento nacional de tal magnitud, esta institución –el único organismo no oficial dentro del país capaz de acometer tal reto— adquiere más experiencia en tareas de logística y organización, esfuerzos que contribuyen a formar líderes y crear mecanismos fluidos, coherentes y estables de transmisión de ideas y ejecución de actividades. Esto, a su vez, fortalece a la iglesia como institución, reanima a sus miembros, vigoriza a la incipiente sociedad civil.
Para el exilio, en fin, la visita de Francisco es un evento clave y definidor que le permite a muchos que aún no lo han hecho regresar a la isla: querida, sí, pero con recuerdos imborrables de salidas traumáticas, incomprensiones e injusticias que dejaron heridas profundas difíciles de cicatrizar. La visita del Papa ablanda corazones, ilumina lo mejor de nuestros sentimientos y logra que muchos cubanos tomen el camino del regreso. He leído en la prensa que el Arzobispado de Miami organiza un grupo de 200 peregrinos. Muchísimos otros más participarán de forma individual o en pequeños colectivos desde diversos estados de la Unión y otros países. Con ello se facilitan los reencuentros necesarios para hacer que Cuba se parezca cada vez más a sus vecinos. Para llegar a ser un país normal. Ni más ni menos. ¡Gracias, Francisco!
*Emilio Cueto, cubano, abogado jubilado del Banco Interamericano de Desarrollo. Coleccionista, reside en Washington, donde ha erigido un museo personal de objetos relacionados con Cuba, durante más de 20 años. Es autor, entre otros volúmenes del libro La Virgen de la Caridad del Cobre en el alma del pueblo cubano (2014), una enjundiosa compilación de la huella de la Caridad en las más diversas manifestaciones de la vida cubana.
FRANCISCO Y FIDEL TENDRÁN UN ENCUENTRO PRIVADO
Las estructuras diplomáticas del Vaticano y Cuba acordaron ya un encuentro privado entre el Papa Francisco y el histórico líder de la revolución, Fidel Castro Ruz, durante la gira del pontífice a la isla.
Según confirmaron a Notimex fuentes cercanas al entorno papal, la solicitud del encuentro fue avanzada por Jorge Mario Bergoglio y de parte cubana ya existe beneplácito, aunque aún faltan definir detalles.
Esto siempre que lo permita la salud de Castro, que el 13 de agosto cumplió 89 años. Así se replicará lo ocurrido con los anteriores obispos de Roma que visitaron la isla: Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Un encuentro entre los dos probablemente no aparecerá en la agenda oficial. No obstante, momentos sobran en el cronograma ya previsto para Francisco quien aterrizará en el Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana por la tarde del sábado 19 de septiembre.
Tras una ceremonia oficial de bienvenida, el pontífice no tiene otras actividades públicas esa tarde.
Al día siguiente, después de una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución, cumplirá una visita de cortesía al presidente Raúl Castro en el Palacio de la Revolución.
El Papa estará en la capital cubana hasta el lunes 21, por la mañana de ese día partirá con destino a Holguín y de allí seguirá camino a Santiago de Cuba, desde donde el martes 22 despegará con destino a Estados Unidos.
El primer saludo entre Fidel Castro y un Papa data del 19 de noviembre de 1996 cuando el entonces presidente cubano fue recibido por Juan Pablo II en el Vaticano. El coloquio privado duró entonces 35 minutos y sentó las bases para la visita de Karol Wojtyla a la isla, dos años más tarde.
El Papa polaco llevó a cabo un viaje apostólico a ese país del 21 al 26 de enero de 1998 con etapas en La Habana, Camagüey, Santa Clara y Santiago de Cuba. El día 23 tuvo lugar la audiencia protocolar en el Palacio de la Revolución.
Además tuvieron lugar otros breves encuentros, destacando la presencia de Castro en la misa masiva del 25, en la cual participó también el escritor Gabriel García Márquez y varios miembros del Partido Comunista Cubano.
En marzo de 2012 tocó el turno al Papa Benedicto XVI, quien se reunió con Fidel en la sede de la nunciatura apostólica de la capital. El anciano líder revolucionario ya no ocupaba el puesto de presidente y las crónicas de la época refieren de una conversación larga y cordial.
ARZOBISPO DE MIAMI: “EL PAPA HABLARA SIN PELOS EN LA LENGUA”
El arzobispado de Miami llevará un grupo de cerca de 200 cubanoamericanos y estadounidenses a La Habana, para asistir a las actividades relacionadas con la visita del papa Francisco a Cuba, a mediados de septiembre.
A la cabeza de esa delegación de “peregrinos” se encuentra Thomas Wenski, arzobispo de Miami, quién accedió a una entrevista en su oficina en el centro pastoral ubicado en Biscayne Boulevard.
“Si uno quiere ver al papa Francisco de cerca, mejor ir a un país de 11 millones de personas [Cuba], que ir a Filadelfia, a un país de 300 millones o más”, bromeó el arzobispo al inicio de la conversación.
Wenski comentó acerca de los fuertes vínculos entre las Iglesias de Miami y Cuba y el encuentro anual entre religiosos de ambas orillas que se realiza desde la visita del papa Juan Pablo II a Cuba en 1998. “A pesar de todo, la Iglesia cubana sigue siendo una sola Iglesia, y el pueblo cubano, un solo pueblo”, subrayó.
Señaló además que la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha ayudado a la Iglesia cubana durante años con un poco más de $1 millón anuales, que han sido utilizados para “comprar gasolina para que los curas se puedan mover”, apoyar a los seminarios y otros proyectos pastorales.
Ante la próxima visita del papa Francisco, Wenski ha promovido una novena de oraciones que utiliza como tema central la carta de los obispos cubanos La esperanza no defrauda y le pide “a la Virgen Desatanudos [una Virgen venerada en Alemania] que desate los nudos que enredan al pueblo cubano”, dice.
Sobre la próxima visita del Papa a Cuba trató el resto de la entrevista, que se ofrece aquí en versión resumida.
¿Qué esperan la Iglesia y el Papa lograr con su visita a Cuba, más allá del mensaje religioso? Por ejemplo, ¿la Iglesia va a recibir autorización para tener más seminarios o edificios para iglesias?
La Iglesia no está buscando su propio interés y tampoco el Papa. La visita del Papa quiere ayudar a crear un ambiente que permita un aterrizaje suave, o sea, una transición suave, sin caos, sin violencia. Por eso la Iglesia está haciendo tanto hincapié en el tema de la reconciliación. Cuba está cambiando, adónde va, todavía no sabemos, pero la Iglesia quiere que vaya por un camino de paz y de reconciliación.
Usted habla directamente que la Iglesia quiere una transición pacífica. Esta semana, en un hecho insólito, la televisión estatal cubana transmitió una entrevista con el cardenal Jaime Ortega, quien dijo que “la Iglesia no está para cambiar gobiernos”. La diferencia entre los discursos, ¿se debe a que usted tiene más libertad para expresarse aquí en Miami o a que el cardenal Ortega tiene otra visión acerca del rol de la Iglesia en la isla?
La Iglesia ve algo más allá y más importante que lo político. No quiere cambiar gobiernos, y no debe, ese no es su papel, pero la Iglesia sí quiere cambiar culturas y si uno no cambia la cultura, ¿qué cambio de gobierno va a haber? Cambiaría un tipo pesado por otro tipo pesado, pero si hay un cambio de cultura, entonces sí hay posibilidades de que el cambio político sea más positivo y bueno para el futuro de Cuba.
¿Cree que el Papa hará algún pronunciamiento sobre ese tema? ¿Se reunirá con las Damas de Blanco u otros opositores?
No sé si va a reunirse con opositores, tampoco Benedicto XVI lo hizo, pero Benedicto habló fuerte y también Juan Pablo II habló sin pelos en la lengua. El papa Francisco, que ya tiene reputación de decir lo que quiere, creo que hablará también sin pelos en la lengua sobre temas que el pueblo quiere oír, como hicieron los obispos cubanos en su carta del 2013.
Lo que dijeron los obispos es muy fuerte. Eso es lo que mucha gente aquí no sabe. El día anterior a que Benedicto viajara a la Habana, celebré misa y dije una homilía en la Catedral de La Habana. La Catedral estaba llena de gente y algunos de los cubanos que fueron conmigo de Miami, estaban buscando la puerta para irse por lo que yo estaba diciendo. Me dijeron, ‘¿cómo puedes decir esto en Cuba?’. Bueno, he dicho cosas como esas antes.
Al mismo tiempo, se nota un clima de cierta tensión entre la Iglesia Católica y algunos opositores en la isla y en Miami, quienes por ejemplo han criticado unas declaraciones que hizo el Cardenal Ortega…
Esto no es nada nuevo y por supuesto, ustedes en los medios adoran el conflicto, es lo que les da noticias. Hace unos años cuando las Damas de Blanco eran acosadas cada domingo al salir de la iglesia de Santa Rita, fue el Cardenal quien pidió a Raúl que eso terminara.
Justamente esas son las críticas, que él ya no ha hecho eso más. Ellas continúan siendo acosadas…
Cuando él hizo eso, había un nivel mayor de acoso que el que está ocurriendo ahora. No he seguido el tema en estos últimos días, pero después de que el Cardenal habló, usualmente, las ponen en un carro y manejan 10 millas y las dejan ahí. Ya ni siquiera las llevan a la cárcel.
No sé si está al tanto, pero un grupo de disidentes entró esta semana a la Catedral de Pinar del Río, con la intención de permanecer allí hasta la visita del Papa y se quejaron de que el obispo de esa ciudad [Jorge Enrique Cerpa] no los apoyó y permitió que la policía los desalojara.
No estoy al tanto pero antes de la visita de Benedicto pasó algo similar. De nuevo, en el contexto de Cuba, es muy difícil entender qué está pasando realmente. Uno se pregunta si esto es algo hecho por un disidente, o alguien de Miami te contrató para hacerlo o es algo preparado por la Seguridad del Estado. En una situación como esa, la Iglesia, el obispo allí piensa, ¿quién envió la trampa? ¿Como va a reaccionar uno frente a ese tipo de cosas? Tienes que reaccionar muy cuidadosamente, porque si resultan ser de la Seguridad del Estado, estás jodido.
La Iglesia ha ido ganando espacios en su diálogo con el gobierno y se ha convertido en mediadora, pero algunos creen que a la vez ha perdido credibilidad ante los opositores, y sectores del pueblo que antes iban a misa a escuchar homilías más críticas. ¿Qué cree de este argumento?
La Iglesia todavía tiene gran credibilidad entre el pueblo, mucha gente ve que la Iglesia se preocupa por ellos. Mucha gente no conoce a Yoani Sánchez, ni siquiera a [Oswaldo] Payá porque no hay difusión. Los disidentes son más conocidos en Miami que en Cuba.
También hay mucho interés sobre lo que va a decir el Papa en EEUU, también sobre Cuba. ¿Usted espera que haga algún comentario para apoyar la política del presidente Barack Obama hacia la isla o que pida el fin del embargo?
No estoy seguro de que vaya a abordar políticas específicas. Creo que va a tratar de hablar a otro nivel. Él es el Papa, así que va a hablar a un nivel más alto, no va a discutir los detalles específicos. Muchas veces la gente ve todo en términos de la política, la Iglesia ve las cosas en un plano más general. Como dije antes, no cambies la política, cambia la cultura. La cultura es la base de la política que tenemos.
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