Poco después del nacimiento del Sol, nuestro sistema planetario se vio sumido en un largo periodo de caos. Los planetas estaban aún en plena formación, buscando sus órbitas definitivas en medio de un mar de escombros de todos los tamaños que volaban por doquier. Los impactos estaban a la orden del día. Candidatos a planetas como Theia, que tenía el tamaño de Marte, desapareció al chocar contra un cuerpo mucho mayor, la Tierra, y los restos de esa colisión titánica formaban nuestra Luna.
Durante esa época convulsa, todos los planetas interiores sufrieron lo que los científicos conocen como “El Gran Bombardeo”, sin duda el momento de mayor violencia en toda la historia del Sistema Solar. Centenares de cráteres de todos los tamaños en Mercurio, Marte y la Luna dan silencioso testimonio de lo que ocurrió.
Solo más tarde, cuando los impactos se fueron espaciando hasta cesar por completo, la vida pudo empezar a abrirse camino en nuestro planeta, y quizá también en otros lugares de nuestro sistema. ¿Pero cuándo terminó exactamente el Gran Bombardeo?
Ahora, un equipo internacional de investigadores de la Western University, en Canadá, acaba de demostrar que la “primera posibilidad real” de vida en Marte tuvo lugar muy temprano, hace 4,480 millones de años, lo que implicaría que El gran Bombardeo cesó mucho antes de lo que se pensaba. Y también que la vida podría haber prosperado en Marte 500 millones de años antes de lo que lo hizo en la Tierra.
“El momento en que el Gran Bombardeo de meteoritos sobre los planetas interiores empezó a decaer es motivo de debate -escriben los autores en un artículo recién publicado en Nature Geosciences-. Y ese momento determina el inicio de las condiciones para la formación de cortezas consistentes que permitan la supervivencia de la microbiota y, por lo tanto, la existencia de planetas habitables”.
Sabemos que, tras la formación de ambos planetas, los grandes impactos en Marte y la Tierra fueron disminuyendo gradualmente. Con el tiempo, los cuerpos que chocaban contra los dos mundos se fueron haciendo cada vez más pequeños, y las colisiones cada vez menos frecuentes, lo que permitió, por lo menos en uno de ellos, el desarrollo de la vida. Pero el momento en que el Gran Bombardeo cesó aún se desconoce. Algunos estudios incluso proponen que hubo una fase “tardía” de ese bombardeo, durante la que tanto Marte como la Tierra siguieron recibiendo impactos hasta hace unos 3.800 millones de años.
Para tratar de aclarar lo sucedido Desmond Moser, que ha dirigido el estudio, analizó junto a sus colaboradores los meteoritos marcianos más antiguos que se conocen, procedentes de las tierras del sur del Planeta rojo y que llegaron hasta la Tierra precisamente durante el Grn Bombardeo, tras ser lanzados al espacio por alguna de las tremendas colisiones de aquella época lejana. Hasta la fecha se han recuperado en nuestro planeta hasta 120 de esos meteoritos marcianos.
El equipo de investigadores analizó después los granos minerales que contienen esos meteoritos, especialmente los de circón y baddeleyita, cuyas edades están combrendidas entre los 4,430 y los 4,480 millones de años. El circón contiene pequeñas cantidades de uranio radiactivo que, con el tiempo y a un ritmo constante, se va descomponiendo en plomo, lo que permite medir su edad con precisión. Los granos también cuentan con una serie de características que revelan si han estado, o no, expuestos a la alta presión típica en un gran evento de impacto.
En palabras de Moser, “No encontramos ninguna firma de bombardeo en el circón de Marte ni en los granos de baddeleyita”. Y eso sugiere con fuerza que el bombardeo de asteroides tuvo que terminar en Marte antes de que se formaran los especímenes analizados.
“Sabemos que hubo un impacto gigante en Marte -prosigue Moser- pero tuvo que ser anterior a los 4,480 mil millones de años. Lo cual implica que pudo haber habido una plataforma capaz de albergar vida hasta 500 millones de años antes de lo que se creía que era posible en el sistema solar interior”.
En comparación, el análisis llevado a cabo por los investigadores de las áreas de impacto en la Tierra y la Luna reveló que más del 80% de los granos de mineral estudiados habían sido sometidos a enormes presiones y altísimas temperaturas, características que se asocian a los grandes impactos.
Los resultados, pues, sugieren que el Gran Bombardeo terminó en Marte antes de que se formaran los granos de mineral estudiados por Moser y sus colegas. Y que la superficie de Marte ya era habitable justo en el momento en que en ella existían grandes cantidades de agua. En esos momentos, el agua también abundaba ya en la Tierra, por lo que resulta muy posible que el “reloj biológico” del Sistema Solar se pusiera en marcha mucho tiempo antes de lo que se pensaba.
Aquí, en la Tierra, los restos fósiles más antiguos encontrados hasta ahora tienen una antigüedad de 3.760 millones de años. En Marte, la vida podría haber comenzado mucho antes. No se descarta que se descubran restos de vida terrestre incluso más antiguas. Pero si no fuera así, podría revelarse como cierta la teoría según la que la vida surgió antes en el planeta vecino, y pasó después, a bordo de meteoritos, a la Tierra. Si se confirmara esa teoría, no sería exagerado decir que, en realidad, somos todos marcianos.
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