Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- A pesar de las reticencias de la mayoría de los astrónomos, un equipo de investigadores ha vuelto a enviar un mensaje al espacio. Esta vez, hacia una estrella que está a solo 12 años luz de distancia.
El 16 de noviembre de 1974, los astrónomos del gigantesco radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, enviaron a las estrellas un mensaje con la esperanza de que alguna civilización extraterrestre lo captara. En él, se incluía mucha información sobre el ser humano y también sobre nuestro planeta: los números del 1 al 10, los números atómicos de algunos elementos muy comunes en el Universo, como hidrógeno, carbono u oxígeno, un gráfico con la estructura en doble hélice de nuestro ADN, un mapa del Sistema Solar indicando nuestra posición… En fin, todo lo necesario para que cualquiera que recibiera y descifra el mensaje pudiera saber quienes somos y dónde estamos.
Ahora, y justo 43 años después de ese histórico mensaje, otro equipo de investigadores, contra la opinión de la mayoría, ha vuelto a intentarlo, aunque de forma mucho más modesta. Es decir, con muy poca información y, sobre todo, hacia un destino mucho más cercano. El mensaje de Arecibo, en efecto, fue dirigido hacia el cúmulo de Hércules, o M13 (una aglomeración de cerca de 400.000 estrellas muy juntas entre ellas), que se encuentra a 25.000 años luz de distancia. Lo cual significa que, incluso descontando los 43 años que lleva viajando por el espacio, el mensaje tardará aún 24.957 años en llegar a su destino.
Si alguien lo recibiera y contestara de inmediato, su respuesta tardaría otros 25.000 años en volver hasta nosotros. Es decir que, con suerte, dentro de algo menos de 50.000 años podríamos saber si en M13 existe alguna civilización tecnológica que quiera comunicarse. Un tiempo, por supuesto, demasiado largo como para sentarse a esperar…
“No podemos asumir que los alienígenas van a entender inglés, español o swahili. Necesitamos empezar con algo que tenemos en común”, señaló Douglas Vakoch, presidente de METI, en relación al lenguaje universal de la música.
El mensaje partió de una antena situada en Noruega, que lo estuvo emitiendo por espacio de ocho horas repartidas en tres días. Según Vakoch, se trata de un mensaje muy simple y fácil de entender. De hecho, empieza con algunas informaciones básicas sobre números, aritmética, geometría y trigonometría, e incluye una descripción de las propias ondas de radio que transportan el mensaje, así como un tutorial sobre relojes y nuestra forma de medir el tiempo, para comprobar si los hipotéticos habitantes de GJ 273b entienden el tiempo de una forma similar a la nuestra. Incluye también 33 piezas de música de diez segundos cada una comisionadas a artistas de diversos orígenes y trayectorias, que plasman las ideas exploratorias del festival Sónar.
La idea de emitir esta clase de mensajes al espacio resulta muy controvertida, incluso entre los propios investigadores del SETI. Por una parte, no resulta claro si un equipo de investigadores, por su cuenta y riesgo, tienen la autoridad suficiente como para hablar en nombre de toda la Humanidad. Y luego, por supuesto, está el peligro potencial que corremos al revelar inocentemente nuestra posición a posibles civilizaciones con intenciones completamente desconocidas para nosotros.
El propio Stephen Hawking, entre otros investigadores de primera línea, han alertado sobre las posibles repercusiones negativas derivadas del encuentro con una civilización alienígena que, con toda probabilidad, estaría mucho más avanzada que la nuestra. Incluso el 98 por ciento de los astrónomos e investigadores del SETI piensan que METI es una iniciativa potencialmente peligrosa y que no es una buena idea. Es igual que ponerse a gritar en medio de una selva antes de saber si hay tigres, leones, osos u otros animales peligrosos allí.
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