Agencias / MonitorSur / Pekín .- Los pedidos de materiales para infraestructuras y de equipo han contribuido a que la producción industrial se recupere más rápidamente en China que en la mayoría de los países tras el confinamiento impuesto por la pandemia de COVID-19, pero será difícil lograr una mayor expansión sin una mayor consolidación de la demanda y las exportaciones.
Los precios del cobre y del acero han subido y los principales valores bursátiles de China han alcanzado sus niveles más altos de los últimos cinco años, ya que los proyectos de infraestructura financiados por el Estado han aumentado la producción de cemento, acero y metales no ferrosos.
La inversión en ferrocarriles, por ejemplo, se disparó en un 11,4% en el periodo abril-junio con respecto al año anterior, frente a una caída del 21% en el primer trimestre.
Las fábricas también se beneficiaron de la demanda acumulada de automóviles y productos electrónicos. El sector inmobiliario, pilar del crecimiento, también mostró síntomas de recuperación, con la expansión de la inversión inmobiliaria y la aceleración de las ventas.
Los precios de fábrica de China, todavía en territorio deflacionario este año, podrían haber vuelto a territorio positivos en junio en términos intermensuales, dijo Yating Xu, economista de IHS Markit, lo cual supondría un signo de recuperación de la demanda de bienes manufacturados.
El optimismo también llevó al banco de inversión ING a prever que no habrá más recortes en los tipos de interés del banco central chino durante el resto del año.
“Empezamos a recuperar unos débiles beneficios en mayo que han mejorado un poco en junio”, dijo un representante de una fábrica de acero de propiedad estatal en el centro de China, rechazando ser identificado debido a la política de la empresa.
“Nuestra demanda en lo que va de año proviene principalmente del sector de las infraestructuras, especialmente de varillas corrugadas y planchas de acero medianas”, dijo. Las varillas corrugadas se utilizan principalmente en la construcción y las planchas de acero medianas en barcos y excavadoras.
Apoyado por la fuerte demanda de infraestructuras de China, el índice Baltic Dry, que monitoriza las tasas de los buques que transportan carga a granel seca y refleja las tarifas de los mayores buques de carga, subió alrededor del 257% en junio desde un mínimo alcanzado en mayo debido a la interrupción del comercio mundial como resultado de los confinamientos.
El panorama optimista contrasta con las sombrías perspectivas industriales de otras economías que aún luchan contra la epidemia. La producción de las fábricas se redujo aún más en mayo en comparación con el año anterior en Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. La producción manufacturera de la zona euro cayó en un récord del 28% en abril.
MINI-BOOM
Se espera que la recuperación industrial ayude a la economía de China a registrar una tasa de crecimiento positiva en el segundo trimestre, después de contraerse por primera vez en décadas debido a la COVID-19.
Pero diversos analistas advierten que las fábricas podrían tener dificultades para mantener el impulso incluso en este trimestre, ya que el efecto de empuje de la demanda reprimida durante el confinamiento comienza a ceder, las exportaciones se resienten y las fuertes inundaciones pasan factura a las fábricas y empresas del delta del Yangtsé.
La demanda acumulada de automóviles ya ha sido liberada y el mercado del motor entró en la acostumbrada calma chicha de junio, dijo la China Passenger Car Association (CPCA) la semana pasada. Las ventas al por menor de coches de pasajeros en China cayeron un 8% en junio con respecto al año anterior.
En mayo las ventas de automóviles aumentaron por primera vez tras una caída de dos años, avivando las expectativas de una fuerte recuperación en forma de V en un sector capital, apoyando a la economía en general. Las entregas de coches a los concesionarios también aumentaron por segundo mes consecutivo en mayo.
Se prevé que las exportaciones, un sector que proporciona unos 200 millones de empleos en las ciudades, se vean sometidas a presión en el tercer trimestre, según los analistas, ya que las ventas de suministros médicos relacionados con la COVID-19 se empiezan a ralentizar y la demanda mundial se mantiene débil.
Xia Xiaokang, que dirige una fábrica de grifos en la ciudad oriental de Wenzhou, comparte las mismas preocupaciones.
Tras un paréntesis de producción de 10 días en mayo, su fábrica reabrió después de recibir el visto bueno de los clientes europeos para proceder con envíos suspendidos y cumplir con los retrasos.
“Junio fue mejor que mayo, pero me preocupan los meses de julio, agosto y septiembre, cuando los países vuelvan a abrir pero los pedidos son tan escasos”, dijo Xia, añadiendo que su empresa no consiguió ningún cliente nuevo en la Feria de Cantón, la más grande de China, celebrada de forma telemática.
Yating Xu, el economista de IHS Markit, dijo que es posible que la demanda mundial no vuelva a niveles anteriores a la pandemia en los próximos tres años.
Con información de la agencia ‘Reuters’.
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