Agencias / MonitorSur, Xalapa, Veracruz .- El derrumbe del precio del petróleo que llevó al crudo de Estados Unidos a niveles negativos por primera vez en la historia puede ofrecer un resquicio de esperanza para la economía mundial, al ofrecer un trampolín para la recuperación cuando finalmente terminen los confinamientos por el coronavirus.
El petróleo barato reduce los costes de transporte y fabricación, al tiempo que deja dinero en los bolsillos de los consumidores para otros gastos, lo que en esencia relaja las condiciones financieras.
Sin embargo, también puede ser destructivo, ya que afecta a los mercados de valores y a los presupuestos de los productores de petróleo, a la vez que aumenta el riesgo de deflación.
Entonces, ¿hacia dónde se inclinará la balanza esta vez?
La caída del petróleo, junto con el estímulo de la Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos centrales, ha mejorado notablemente las condiciones financieras, según un índice de liquidez compilado por la consultora CrossBorder Capital.
El director general de CrossBorder Capital, Michael Howell, estima que los paquetes de ayuda de la Reserva Federal añadieron 10 puntos al índice el mes pasado. Pero el impacto del petróleo ha sido mayor: cada caída del 10% en los futuros eleva el índice entre 3 y 4 puntos, lo que significa que la caída de entre el 60% y el 70% de este año equivale al doble de lo que la Fed hizo en marzo, dice Howell.
Sin embargo, dado que los movimientos se deben a un colapso de la demanda sin precedentes, estimado para este año en casi 30 millones de barriles al día (bpd, por sus siglas en inglés), ¿pueden beneficiarse los mercados y la economía?
Sí y no.
En el lado negativo, los movimientos del petróleo traerán consigo un endurecimiento de las condiciones financieras a través de caídas de la renta variable, un mayor rendimiento de los bonos corporativos y una disminución de las inversiones en el sector energético. Y por muy barata que esté la gasolina, eso no va a animar a nadie a hacer un viaje largo por ahora.
Sin embargo, ese efecto restrictivo ha sido parcialmente mitigado por los estímulos monetarios y fiscales. Y la subida del índice de la gestora que dirige Howell es un buen presagio para la economía, ya que, según él, normalmente los índices de gestores de compras (PMI, por sus siglas en inglés) se adelantan entre tres y seis meses.
“Lo que nos está diciendo es que es probable que haya algún tipo de rebote en forma de V en la economía cuando terminen los confinamientos por el coronavirus”, agregó Howell.
Otro grupo de indicadores de liquidez que sigue Steve Donzé, de Pictet Asset Management, analiza el petróleo a través del prisma del “exceso de liquidez”, es decir, cuando la caída de los precios de la producción libera recursos para la inversión en activos financieros.
El actual exceso de liquidez, del 14% al 16% – en comparación con el 7% a finales de 2019 -, implica una recalificación de la relación cotización/beneficio del 50% en seis meses, dijo Donzé.
“El desfase temporal supone una gran diferencia en este caso: recuerden el lapso de tiempo entre el pico de la respuesta política en diciembre de 2008 y el momento en que el mercado tocó suelo en marzo de 2009”, agregó, refiriéndose a la crisis de 2008-2009.
Los mercados de valores y de crédito reaccionaron con relativa calma a la debacle del petróleo de esta semana. Posiblemente los precios ya reflejaban caídas masivas en lo que va de año, mientras que la deuda corporativa, incluyendo algunos bonos basura, cuenta con el apoyo de la Reserva Federal.
IMPORTADORES/EXPORTADORES
Todo eso no será de aplicación a productores de petróleo como Arabia Saudí y Rusia, que se verán obligados a grandes ahorros para mantener sus economías a flote. Sin embargo, por otro lado están los países en desarrollo como Turquía e India, que disfrutarán de facturas de importación más bajas y de una menor presión inflacionaria.
Con todo, hay algo que ha cambiado desde los anteriores episodios de colapso del petróleo: la aparición de Estados Unidos como gran exportador neto de crudo, con una perforación de petróleo y gas que representa el 0,5% del PIB anual y el 4% de la inversión empresarial, según Morgan Stanley.
Eso significa que el petróleo barato ya no es tan inequívocamente positivo para la mayor economía del mundo. De hecho, una disminución del 50% en el petróleo reduciría 25 puntos básicos del PIB de Estados Unidos, según estimaron el mes pasado analistas de Morgan Stanley.
Eventualmente, sin embargo, el efecto podría ser positivo.
Solamente una caída del 40% en los precios de la gasolina al por menor liberaría 125.000 millones de dólares en rentas disponibles para los estadounidenses en términos anuales, es decir, el 0,6% del PIB, según dijo Morgan Stanley a sus clientes.
Por lo tanto, aunque el resultado es netamente negativo para el crecimiento de Estados Unidos a corto plazo, el colchón de ahorro del consumidor “actuaría para fortalecer el rebote en el otro lado de la desaceleración”, añadieron.
La otra preocupación es que el colapso del petróleo complique la lucha para evitar la deflación en el mundo desarrollado.
Sin embargo, los índices bursátiles de inflación en Estados Unidos y la zona euro han bajado solo 10 y 5 puntos básicos respectivamente en las últimas dos semanas, a pesar de las grandes caídas del petróleo, según UniCredit, que atribuyó esta tendencia al efecto en sentido contrario de los paquetes masivos de estímulos de los bancos centrales.
Con información de la agencia ‘Reuters’.
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