México y la urgencia de un financiamiento sostenible
Por Ana Lorena Mendoza Hinojosa/Ciudad de México.- El Secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, ha puesto sobre la mesa una realidad innegable: el país necesita una inversión masiva de 1.7 billones de pesos anuales para alcanzar un desarrollo sostenible. Esta cifra, que representa el 7 por ciento del Producto Interno Bruto a ser movilizado de aquí a 2030, no solo demanda un compromiso firme, sino también un replanteamiento significativo de cómo se canalizan tanto los recursos públicos como privados.
La presentación de la Estrategia de Movilización de Financiamiento Sostenible es un paso relevante en esta dirección. Este documento guía delineará la ruta para la captación de recursos destinados a fines ambientales y sociales durante la próxima década. Hasta la fecha, el mercado de deuda sostenible en México ha recibido emisiones por 722 mil millones de pesos provenientes de diversas fuentes, incluyendo el gobierno federal, entidades subnacionales, la banca de desarrollo y el sector privado.
No obstante, las cifras presentadas por Ramírez de la O son solo el punto de partida. Desde la Secretaría de Hacienda se proyecta que esta estrategia tiene el potencial de movilizar hasta 15 billones de pesos entre 2023 y 2030, un recurso equivalente al 46 por ciento del actual PIB del país. Esto no solo representa una oportunidad económica sin precedentes, sino también un compromiso tangible con un futuro sostenible y resiliente para México.
La urgencia de este financiamiento sostenible no puede ser subestimada. México se enfrenta a una serie de desafíos interconectados: el cambio climático afecta ya al 40 por ciento de su territorio y al 68 de su población. Además, 2 mil especies están al borde de la extinción, y el 36 por ciento de la población se encuentra en situación de pobreza. En este contexto, cumplir con la ambiciosa Agenda 2030 requiere una inversión de 13.6 billones de pesos para esa década. Aunque este número puede parecer abrumador, es alentador ver que se han iniciado acciones concretas para captar este tipo de financiamiento.
Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores, destacó la relevancia de esta estrategia al afirmar que refleja el compromiso internacional de México con la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Esto demuestra una dedicación palpable a la agenda de financiamiento para el desarrollo que surge desde nuestro propio país y resuena a nivel global.
Un sector particularmente vulnerable y central en esta búsqueda de sostenibilidad es la agricultura y la acuicultura. México, siendo el undécimo productor de alimentos y el séptimo exportador, enfrenta la enorme presión de alimentar a una población que se espera alcance los 130 millones de habitantes para 2030. Sin embargo, estas actividades se ven fuertemente afectadas por el cambio climático, evidenciado por la escasez de agua y el deterioro de los suelos agrícolas que ya estamos experimentando.
Es imperativo que el compromiso con la Estrategia de Movilización de Financiamiento Sostenible se traduzca en acciones concretas y transformadoras. Esto implica la movilización activa de recursos tanto del sector público como del privado hacia proyectos que no solo sean económicamente viables, sino que también promuevan la sostenibilidad ambiental y el bienestar social. La inversión en infraestructura verde, la adopción de tecnologías limpias y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles son solo algunos ejemplos de las áreas críticas que demandan atención y recursos.
En última instancia, esta estrategia no solo representa una oportunidad para México de asegurar un futuro sostenible y resiliente, sino también un llamado para la comunidad internacional para que se comprometa con los desafíos globales.
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