Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- Entre los años 1946 y 1958, durante los primeros años de la Guerra Fría, en el atolón deshabitado de Bikini, el Ejército de EE.UU. realizó una serie de pruebas con armas nucleares que hundieron buques de guerra y dejaron cráteres antropogénicos en el fondo del mar. Luego de 73 años, un equipo de científicos regresó al lugar para realizar un mapeo del fondo marino y presentó los resultados de su investigación en una reunión de la Unión Geofísica Americana esta semana.
Durante las pruebas militares, se llevó acabo la detonación de 23 artefactos nucleares en siete sitios. Las pruebas produjeron un rendimiento combinado de fisión de 42,2 megatones de potencia explosiva, dejando una radiactividad con concentraciones de plutonio entre 15 y 1.000 veces mayores que en las muestras recogidas en las áreas afectadas por los desastres de Chernóbil y Fukushima.
En junio de este año, un equipo de oceanógrafos, geólogos y arqueólogos marinos realizaron un mapeo submarino para localizar y caracterizar la ‘flota fantasma‘ que se encuentra al fondo del Pacífico, así como el paisaje del atolón en general.
El estudio se centró en cuatro pruebas nucleares : Able y Baker, de la Operación Crossroads de 1946; y Castillo Bravo y Castillo Romeo, de 1954.
El paisaje submarino de la Operación Crossroads fue mapeado en muy alta resolución y dio como resultado un modelo de elevación digital de un metro por píxel. Este modelo a gran escala proporciona un nuevo contexto que muestra los efectos de las bombas atómicas en ambos barcos y la morfología del fondo marino adyacente.
Los resultados de la investigación indican que no hay evidencia en el fondo marino de la prueba de Able, mientras que para la prueba Baker, se encontró un cráter que permanece visible en el fondo marino con un relieve de aproximadamente 8 metros y un diámetro aproximado de 700 metros.
Un subsecuente mapeo reveló la clara evidencia del cráter que dejó la explosión de Castillo Bravo, una prueba de bomba de fusión de hidrógeno de 15 megatones que destruyó 3 islas. El cráter cuenta con un diámetro aproximado de 1.400 metros y entre 25 y 30 metros de profundidad con un relieve de fondo plano.
Parte de la motivación de los investigadores fue comprender mejor los continuos impactos ambientales. Aunque los niveles de radiación se reducen mucho, existe un problema continuo de contaminación proveniente de los barcos que se encuentran en el fondo del mar. Estas embarcaciones son antiguas unidades de las fuerzas armadas de EE.UU., Japón y Alemania.
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