Por: Enrique Carpizo.- Resultó para mí una sorpresa la presunción de que pudieran existir narco académicos. Y más todavía me pregunto: ¿En el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y bajo la dirección del Presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional? ¿Hasta dónde llega la corrupción?
De entrada, el Abogado General de la Universidad Nacional Autónoma de México, Luis Raúl González Pérez, acusado de presunto plagiario de una obra intelectual de mi autoría. Él se defiende con denuestos contra mí. Y con el apoyo de un tercero, que es el albacea de su hermano, el Dr. Jorge Carpizo, quien, además, se encuentra presuntamente relacionado con tráfico de influencias para gestionar la compra de unos terrenos en Cocoyoc a favor de varios miembros de su familia, con cargo a la UNAM. Por fortuna, yo soy lejano, muy lejano a la corrupción. Por si lo anterior no fuera suficiente, el Rector José Narro -en múltiples medios- avala los calificativos esgrimidos en mi contra en un boletín oficial. Por primera vez en la historia universitaria viola una medida cautelar a favor de la dignidad humana. Peor todavía, posteriormente se descubre que al parecer no tiene maestría ni especialidad, lo cual, de comprobarse, sería una gran falta a la moral pública.
Ahora -por si fuera poco- un académico “renombrado” Diego Valadés Ríos -a decir de un reportaje de investigación signado por Ernesto Villanueva- está presuntamente involucrado con el Cártel de Juárez. ¿Qué pasa? Urge que la UNAM responda: 1. ¿Hay o no plagio de mi obra intelectual? si no lo hubo ¿Por qué no liberan la investigación para que yo, su autor, la use conforme a derecho? 2. ¿Compraron o no con recursos públicos universitarios los terrenos ubicados en Cocoyoc, Cuernavaca, Morelos, a nombre de tres familiares de Carlos Carpizo Mag gregor o hubieron planes frustrados de ello? 3. ¿Existe o no una red de narco académicos en jurídicas de la UNAM? 4. ¿Los juristas valadesianos son parte del presunto grupo de narco académicos?
5. ¿Debe renunciar o pedir licencia Valadés Ríos a la UNAM mientras aclara el tema del otorgamiento de una credencial a un presunto narcotraficante y justifica que todo su dinero y patrimonio es lícito, además de no ser narco académico? 6. ¿Qué opina Pedro Salazar, actual Director de Jurídicas de la UNAM, quien apoya a Diego en pago a su designación como Director y por eso recluta firmas en defensa de este personaje, en lugar de ser neutro y emprender acciones que recuperen la imagen de la institución?
Todo lo expresado se presume y cada vez parece tener sustento, sobre todo ante el silencio universitario y el presunto apoyo de algunos académicos y funcionarios públicos. La situación de México no da para valientes, pero sí para quienes estamos comprometidos con la nación, no puede haber lealtad sin compromiso y muchos asumen lealtad para luego ser víctima del “no tengo compromiso contigo, tú te metiste porque quisiste, es más ni te conozco”. Generar empatía a través de la narco academia -si es que existe- demerita a personas de buena fe. Éstas solamente debieran pedir respeto a su derecho a conocer la verdad. Sin embargo, las supuestas redes de corrupción del equipo del Rector Narro generan nostalgia por la UNAM, cuyo Instituto de Investigaciones Jurídicas respira la soberbia de quienes poco a poco han cedido en favor de la impunidad y la ambición por acceder a cargos públicos o generar recursos de donde se pueda. Estoy convencido de que podemos hacer mucho sin estar en la nómina del Estado o de la alta burocracia universitaria. El egocentrismo empaña la objetividad de algunas autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México y muestra el nombre, apellido y firma de los que además empujan hacia el inminente precipicio de la mediocridad y de la presunta delincuencia organizada. Por fortuna en la UNAM y en ese Instituto existen académicos con verdadero renombre que emprenden actos de denuncia pública y universitaria en aras de sanear a la Universidad.
Me pronuncio en pro de la rendición de cuentas y la aclaración de hechos que manchan la reputación universitaria. ¿Qué opinan los estudiantes y académicos de esto? Comprendo que no todos son sospechosos de corrupción, pero si algunos, quienes deberían abandonar el territorio Puma sin oportunidad de regreso, ¿Cuáles? los que resulten responsables. Es una vergüenza que en hechos sangrientos o cuestionables como los casos Colosio, Ruiz Massieu, Posadas Ocampo, Vicente Carrillo Flores, entre otros, por coincidencia, esté presuntamente involucrado ese grupo tildado de presunta narco academia. Debo aclarar que mi cercanía con Jorge Carpizo fue académica, por lo que mi lealtad y respeto hacia él la brindo a su memoria, no se traslada a otra persona o personas. Él me advirtió que si quería estar cerca debía alejarme de mucha gente que Jorge consideró incorrecta, su muerte imprevista impidió que yo supiera con exactitud a qué se refería. Los hechos urgentes de investigar para saber la verdad me dicen que Jorge tenía razón en protegerme, fueron 7 años a su lado y nunca entendí porque me impidió participar con los ideólogos más importantes de Jurídicas y algunos familiares nuestros.
Se debe pedir transparencia y rendición de cuentas por una Casa de Estudios que, al parecer, se está hundiendo sin resurgimiento. Muchos opinan que debo callar porque algunos universitarios interesados y un pariente lejano opinan que estoy deprimido y eso puede auspiciar la coartada perfecta para atentar contra mi vida y fingir la existencia de un suicidio o de un accidente. Me es grato que ya pudimos crear el Observatorio Ciudadano de los Derechos de los Universitarios, figura inédita en la UNAM de contrapeso institucional, y un espacio independiente desde donde se puede hacer más que con las instituciones a modo que hay dentro y que debemos cambiar.
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