Agencias / MonitorSur / MORROCOY, Venezuela .- Viajar al exterior es impensable para la mayoría de los venezolanos debido a los costos elevados, la oferta escasa de vuelos y las restricciones impuestas para frenar los contagios de COVID-19, pero en el alicaído sector del turismo se acrecientan las alternativas que ofrecen pequeños operadores que se reinventan para paliar la ausencia de miles de viajeros.
“Nosotros tenemos 15 años en el mercado y nos hemos estado adaptando a todas estas situaciones en pandemia”, dijo a The Associated Press Rafael Salazar, coordinador del servicio turístico Warairamar. “Ha sido todo un reto seguir haciendo turismo en el país”.
La merma de los ingresos del sector, según cifras del Consejo Nacional del Turismo, alcanzó 85% desde que se registraron los primeros contagios en marzo de 2020. Durante los siguientes ocho meses estuvo paralizado y aunque en los últimos siete meses se autorizó la reapertura, en el ínterin hubo suspensiones por repuntes de los casos, lo que malogró la recuperación financiera de muchos.
El alza de precios y la construcción de edificios a la orilla del mar estuvo en auge por años en poblados costeros. Ahí se erigieron hoteles, posadas y restaurantes para atender a los miles de visitantes del aledaño Parque Nacional Morrocoy, conformado por arrecifes coralinos, centenares de manglares, cayos e islotes de arena blanca. En medio de la pandemia, muchos de esos sitios apenas logran sobrevivir.
Los operadores más pequeños siguen en el negocio ofreciendo opciones a menor costo y en algunas ocasiones por servicios de un solo día, como en el caso de Salazar. Por 40 dólares por persona, él garantiza los traslados de ida y vuelta al parque Morrocoy, ubicado a unos 250 kilómetros de Caracas. Además ofrece hospedaje, comidas, refrigerios y paseos por islotes en aguas azul turquesa en botes pesqueros acondicionados para pasajeros.
En contraste, en las playas del litoral capitalino un coctel de camarones puede alcanzar 15 o 20 dólares y un paseo en catamarán 60 por persona, costos que la mayoría de los venezolanos no pueden pagar.
El ingreso mínimo que obtienen la mayoría de los trabajadores es de unos 10 millones de bolívares, equivalente a 3,20 dólares al mes. En Venezuela, que cursa su sexto año en recesión y una inflación de cuatro dígitos, los salarios se fijan en bolívares y los precios tienen como referencia su valor en dólares.
En este país sudamericano tradicionalmente hay dos modalidades de turismo, una impuesta por las agencias de viaje enfocada en destinos icónicos, como la isla de Margarita o el archipiélago de Los Roques, y “este tipo de paquete que se ha mantenido underground (alternativo) durante toda la vida”, que cada año movilizaba a millones de personas en días festivos o fines de semana, explicó Salazar.
En su mejor momento hubo más de 100 paradores turísticos en la ruta desde Caracas, aseguró Salazar, a lo largo de 2.000 kilómetros de costas para atender a cientos de autobuses con turistas cada semana. Ahora únicamente hay dos entre la capital y el parque marítimo de Morrocoy y este último está próximo a cerrar.
“Casi todos han cerrado por la baja afluencia de turistas”, acotó Salazar, destacando que no se amilanó por ese hecho. “Mantenemos el precio del paquete, pero insistimos en mantener la calidad”.
A pesar de las dificultades, el venezolano asegura que algunos operadores han tomado conciencia de la situación económica y fijan costos sin exagerar en la ganancia. Según Salazar, antes de la pandemia los precios en dólares fluctuaban, pero ahora se ofrecen diversas alternativas más razonables.
En momentos en que la industria petrolera venezolana no tiene la capacidad de satisfacer la demanda interna de gasolina y se pueden ver por doquier kilométricas filas de vehículos para recargar combustible, los paquetes turísticos de bajo costo ganan adeptos.
“Ahora soy mamá y por el problema que hay en Venezuela con la gasolina, con los repuestos de los vehículos, uno no quiere deteriorar el carro”, dijo Natacha Medina, de 37 años y quien viajó en compañía de su hijo de cinco y su madre de 62.
“Estas empresas te ofrecen todo. Los traslados, las comidas, vas a las playas que te gustan a un precio razonable”, manifestó. En cambio si “te vas por tu cuenta gastas más. El (costo del) paquete te los gastarías en comida”, sin incluir que llenar el tanque de gasolina equivale a unos 30 dólares por 60 litros, agregó.
Con información de la agencia ‘The Associated Press’.
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