Primitivo Rodríguez Oceguera
Los impuestos que pagamos millones de ciudadanas y ciudadanos deben usarse para alcanzar igualdad de género en cargos de dirección, licitaciones, contrataciones, salarios y beneficios laborales de instituciones, dependencias, organismos públicos y partidos políticos cuyo presupuesto total o básico provine de las y los contribuyentes. Actualmente son mayoría las instituciones de carácter público que discriminan a la mujer.
Por lo mismo, tocará al Congreso de la Unión acordar las leyes que sean necesarias para que las instituciones de gobierno, al igual que partidos políticos y organismos públicos autónomos adopten un código de no discriminación de la mujer y de igualdad de género. En él se establecerían políticas y programas concretos para lograrlo en todos los espacios que lo requieran.
Al final del correo se da un ejemplo singular de discriminación de la mujer: el programa Primer Plano de Canal Once.
Cambios logrados por las mujeres.
Gracias a movimientos y luchas de mujeres de pueblos originarios, estudiantes, trabajadoras, militantes de partidos políticos, legisladoras, y víctimas de violencia –entre otras- se han logrado en lo que va del siglo XXI importantes cambios legales, institucionales y programáticos contra la discriminación de la mujer y a favor de la igualdad de género. Cambios de similar relevancia han tenido lugar en las actitudes hacia la mujer y en su imagen social.
Habría que reconocer en consecuencia que las luchas y victorias de las mujeres honran y fortalecen a la nación mexicana.
Por desgracia, aún dominan los estereotipos y el menosprecio, así como la violencia contra la mujer, en tanto que el abuso, trata, y feminicidios continúan siendo una de las peores desgracias humanas que México padece. Ello no obstante, lo que abre espacios a la esperanza es la rebeldía de millones de mujeres en todo el país exigiendo que se ponga término a esa tragedia, y demandando el reconocimiento a su dignidad y derechos. Rebeldía que tuvo una de sus manifestaciones de mayor trascendencia en las elecciones federales del pasado mes de julio: hay un número sin precedente de Senadoras y Diputadas en el Congreso de la Unión, y en consecuencia, habrá mayor perspectiva de género en las leyes que de él emanen, al igual que legislación específica a favor de la dignidad de las mujeres.
El camino a recorrer para lograr que no se discrimine a la mujer y que haya igualdad de género aún es largo y tortuoso, pero menos, mucho menos, que hace 50, 20 o 10 años.
Los movimientos y luchas contra la discriminación de la mujer y por la igualdad de género, por el pleno reconocimiento a su dignidad, valía y derechos, han llegado para quedarse y hacer de México un país incluyente, justo y democrático.
Se ofrece a continuación el antecedente de este correo, así como un ejemplo de singular relevancia sobre discriminación a la mujer: el programa Primer Plano, conocido también como Los hombres de negro, de Canal Once.
Antecedente.
En ocasión de la Declaración anual de las personas físicas, el 18 de abril del año pasado, Yolanda de Garay, Leticia García Oceguera, Leticia Llamas De la Torre y un servidor enviamos al Congreso de la Unión, así como a periodistas, académicas/os, y dirigentes de ONG de derechos humanos un correo en el que hacíamos una demanda de justicia elemental: que los impuestos que pagamos millones de ciudadanas y ciudadanos se usaran para alcanzar igualdad de género en cargos de dirección, licitaciones, contrataciones, salarios y beneficios laborales de instituciones, dependencias, organismos públicos y partidos políticos cuyo presupuesto total o básico proviniera de las/os contribuyentes.
Dimos ejemplos de discriminación de la mujer en los tres niveles de gobierno, los Poderes Legislativo y Judicial, al igual que en organismos públicos autónomos.
Por otra parte, en una especie de sondeo, enviamos el correo a la Secretaría de Gobernación, Gobierno de Michoacán, Ayuntamiento de Guadalajara, Partido Acción Nacional, Instituto Federal Electoral, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y Canal Once pidiéndoles que con fundamento en leyes mexicanas y documentos internacionales ratificados por México adoptasen, de no tenerlo, un código de no discriminación a la mujer y de igualdad de género en los puestos de dirección, licitaciones, contrataciones, salarios y beneficios laborales.
El mes pasado, a través del sistema de transparencia, solicité a cada una de las instancias antes referidas copia del código de igualdad de género o similar que tuviesen.
Las respuestas muestran una diversidad de visiones sobre la no discriminación de la mujer y la igualdad de género, así como de políticas y programas para promoverlas. Es alentador, sin duda, que haya coincidencia en dos puntos básicos: prohibir la discriminación de la mujer, y reconocer la importancia de la igualdad de género para la democracia y el adelanto del país. Ello no obstante, las medidas específicas para hacer realidad dicha igualdad EN TODOS LOS CAMPOS PERTIENENTES son limitadas o no existen.
Por lo mismo, tocará al Congreso de la Unión discutir y acordar las leyes que sean necesarias para que las instituciones de gobierno, al igual que partidos políticos y organismos públicos autónomos adopten códigos de no discriminación de la mujer e igualdad de género que definan de manera concreta cómo alcanzarlo en todos los espacios de su competencia que la requieran, desde la contratación de personal, hasta los puestos de dirección y licitaciones..
Un caso de singular relevancia: discriminación de las mujeres en el programa Primer Plano de Canal Once, una televisora pública que existe y labora gracias a los impuestos que pagamos las y los contribuyentes.
Los hombres de negro.
El programa Primer Plano se inicia en octubre de 1999, al final del gobierno de Ernesto Zedillo. El grupo de comentaristas lo formaron sólo hombres vestidos de negro. De ahí que el programa sea conocido también como Los hombres de negro.
Un año y medio después, en abril de 2001, se incorpora la primera mujer, Carmen Aristegui..
La segunda mujer, Blanca Heredia, entra al programa en septiembre de 2002. Sale en diciembre de 2003.
Aristegui deja Primer Plano en julio de 2005.
De julio de 2005 a mayo de 2006, ninguna mujer participa en el programa.
En mayo de 2006 llega a Primer Plano María Amparo Casar. Es la única mujer que forma parte del grupo de comentaristas de entonces a la fecha. Los cinco hombres del programa son Sergio Aguayo, José Antonio Crespo, Leonardo Curzio, Lorenzo Meyer y Francisco José Paoli.
Lorenzo Meyer ha participado en Primer Plano desde la creación del programa. Lleva ahí 19 años.
Sergio Aguayo se incorporó en marzo de 2001. Cumple en el programa 17 años y medio.
Dado que los comentaristas se turnan, aparecen en Primer Plano una vez al mes únicamente hombres, Los hombres de negro.
De la creación de Primer Plano en 1999 al día de hoy han tenido lugar en el mundo y en México cambios históricos contra la discriminación de la mujer y a favor de la igualdad de género. Cambios, sin embargo, que pasaron de noche en Canal Once. Cambios a la vez que no han tenido impacto alguno en el género de los comentaristas de Primer Plano: cinco hombres y una mujer desde hace 12 años. No se vale.
Honorarios y desigualdad social.
Dos temas que se han tocado varias veces, y muy bien, en Primer Plano son el de los elevados salarios de funcionarios, legisladores, Ministros de la Suprema Corte de Justicia y dirigentes de organismos públicos autónomos, así como el de la grave desigualdad social que afecta especialmente a la mujer. Sin embargo, lo que se predica a ese respecto en el programa, no se practica.
De acuerdo a información que solicité a Canal Once, cada comentarista de Primer Plano ha recibido este año por participación 15,812 pesos. Cada comentarista, por otra parte, interviene en promedio tres veces al mes, lo que equivale a 47,436 pesos de honorarios.
Los 15,812 pesos por participación en Primer Plano son más que el salario que reciben mensualmente las trabajadoras domésticas, maestras, enfermeras, policías y trabajadoras de base en los tres niveles de gobierno.
Por otra parte, los 47,436 pesos que obtiene mensualmente cada comentarista de Primer Plano son más que los que ganan al mes las académicas con doctorado en las instituciones mexicanas de enseñanza e investigación, y el 95 por ciento de las funcionarias de los gobiernos federal, estatal y municipal.
Más aún, suponiendo que los comentaristas emplean cuatro horas para preparar y grabar el programa, recibieron por hora este año 3,953 pesos, suma mayor al pago que obtuvieron, medido también por hora, el Presidente de la República, las Ministras y Ministros de la Suprema Corte de Justicia o la Presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
El dinero que reciben quienes participan en Primer Plano viene de mujeres y hombres contribuyentes que en su gran mayoría no ganan, ni de lejos, 47,436 pesos al mes.
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