Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- José Luis González, originario de Veracruz, pernoctó desde ayer en la explanada de la Basílica, llegó desde muy temprano y junto con el grupo de 50 personas con quien realizó una peregrinación de casi cinco días, decidieron acampar ahí para tener un mejor lugar al momento de que se canten “Las mañanitas”.
Así como él, pueden verse centenares de personas que acamparon en el lugar, algunos con pequeñas casas de campaña que se extienden como hongos por toda la Plaza Mariana; otros tantos tienen como único techo el cielo, porque cobija y sombrero fueron sus herramientas para pasar el frío que pegó durante la noche.
José Luis comentó a Notimex que todo el sacrificio vale la pena, pues sólo es una vez al año por todo lo que la Virgen de Guadalupe hace por ellos. Él tiene 15 años realizando la peregrinación, a veces a pie y otras en camión, pero desde niño juró no faltar ningún año, porque La Guadalupana salvó la vida de su mamá.
En los alrededores de la Basílica el comercio estuvo en su apogeo, imágenes, figuras de la Virgen y otros santos, sin dejar de lado al papa Juan Pablo II, que se quedó en la memoria de los mexicanos guadalupanos; también retablos, medallas y pulseras.
La noche empieza invadir la Basílica y faltan poco más de cuatro horas para cantar “Las mañanitas” a la Virgen de Guadalupe, donde miles de gargantas se unirán para interpretar esta canción emblemática por los 487 años de la aparición de La Guadalupana.
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