Agencias, Ciudad de México.- La cooperativa de pescadores de Japón reiteró su oposición al plan para verter al Pacífico el agua contaminada y procesada que se almacena en la central de Fukushima Daiichi, tras mantener una reunión con el Gobierno de Japón.
Los pescadores consideran perjudicial para sus actividades económicas esta medida acordada entre el Ministerio de Industria, Economía y Comercio y la operadora de la planta, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), para solucionar el problema de la cantidad de agua contaminada que se acumula en la planta.
“Continuamos firmemente opuestos al vertido”, dijo a los medios Hiroshi Kishi, responsable de la cooperativa nipona, quien también expresó su deseo de que los pescadores “pudieran continuar trabajando sin preocupaciones”.
Kishi mantuvo un encuentro con el responsable del citado ministerio nipón, Koichi Hagiuda, en el que supuso la primera visita del ministro a la organización nacional de pescadores desde que en abril del año pasado el Ejecutivo y TEPCO decidieran llevar a cabo el vertido en la primavera de 2023.
Hagiuda insistió durante la reunión en las garantías de seguridad para la salud humana y para el medio ambiente que, según las autoridades niponas, tendrá el agua que se verterá en el Pacífico, con unos niveles de radiactividad por debajo del tope fijado por la Organización Mundial de la Salud para el agua potable.
“Continuaremos con nuestras explicaciones detalladas y no haremos nada sin contar con la comprensión de todas las partes implicadas”, dijo Hagiuda.
El Gobierno también ha prometido la creación de un fondo de unos 30,000 millones de yenes (245 millones de dólares) para apoyar a la industria pesquera de Fukushima, que no levanta cabeza desde el accidente nuclear de 2011, para compensar el potencial impacto negativo del vertido.
Se trata del agua contaminada con residuos radiactivos tras emplearse para refrigerar los reactores o filtrarse dentro de las instalaciones nucleares, de la que se almacenan unos 1,29 millones de metros cúbicos en bidones dentro de unas instalaciones atómicas donde se agota el espacio.
Tras analizar con un panel científico una serie de posibles soluciones de enorme complejidad técnica, entre ellas métodos de evaporación o de inyección subterránea, las autoridades niponas y TEPCO optaron por verter al mar frente a la central toda el líquido acumulado después de someterlo a un tratamiento descontaminante.
El plan del Ejecutivo y del vertido también ha generado la oposición de los países vecinos China y Corea del Sur.
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