La legisladora propuso extender un mes el segundo periodo, que inicie el 1 de febrero y concluya el 31 de mayo, al considerar que se hace evidente e imperativa la necesidad de incrementar el tiempo de duración, particularmente en este último periodo.
Dio a conocer que presentó una iniciativa para reformar el Artículo 66 de la Constitución, a fin de extender que los periodos legislativos, porque en la actualidad son cortos e insuficientes para cumplir con las obligaciones parlamentarias.
Subrayó que el primer periodo quedaría igual, del 1 de septiembre al 15 de diciembre de cada año, excepto cuando el presidente de la República inicie su encargo, en cuyo caso se reunirá a partir del 1 de agosto y las sesiones podrán extenderse hasta el 31 de diciembre.
Argumentó que los lapsos tan reducidos tuvieron alguna justificación en el pasado, cuando los temas y problemas que atendían los legisladores no presentaban la complejidad que han adquirido en los últimos años.
Comentó que el tiempo normal del funcionamiento de una legislatura, sumando los dos periodos ordinarios de sesiones, es de seis meses con 15 días de cada año, lo que implica que cinco meses con 15 días al año el Congreso de la Unión no sesiona de forma ordinaria.
El número de asuntos de la agenda que atiende el Congreso de la Unión es cada vez mayor, por lo que se requiere más tiempo de actividad legislativa continua, a fin de que los legisladores puedan tratar en forma apropiada la variedad de asuntos que les compete.
Sólo así, dijo, podrán desahogarse en tiempo y forma las iniciativas y proposiciones de punto de acuerdo, que en muchos casos por falta de tiempo no son presentadas a discusión y aprobación ante el pleno, y que al ser atendidos los dictámenes han perdido interés o vigencia.
Mencionó que su propuesta de reforma constitucional tiene como objetivo fortalecer al Poder Legislativo, ya que otorgaría tiempo suficiente para que los legisladores estudien, analicen y elaboren el conjunto de modificaciones e iniciativas legales que necesita el país, así como para planear, programar y ejecutar su agenda parlamentaria.
Con ello, dijo, se rompería la inercia que se ha seguido en las sesiones, cuyo orden del día casi nunca se desahoga por completo, provocando que en el último día de sesiones del periodo ordinario se voten en bloque.
Además, abundó, no se realiza el debate de iniciativas, proposiciones, dictámenes y asuntos de la agenda política, con lo que no se cumple con la parte esencial del quehacer legislativo.
Con esta reforma, aseguró, se resolvería el rezago legislativo que hay en gran medida por el tiempo tan limitado que se tiene para buscar el consenso en las reformas estructurales que el Estado necesita.
En comparación con los congresos de países europeos, explicó que en promedio sesionan tres meses más que el congreso mexicano, es decir, que las dos terceras partes de lo que ellos sesionan.
“En Latinoamérica, los periodos de sesiones son muy variables, pero en general son amplios, con excepción de Argentina, Bolivia, Chile y Ecuador”.
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