Agencias / MonitorSur, Ciudad de México.- En 1992, ejemplares del pez león fueron liberados en las costas de Florida, provocando la propagación del pez como especie invasora en aguas del Caribe, golfo de México y Atlántico occidental.
Su capacidad reproductiva y de adaptación, así como el hecho de que sus principales predadores han desaparecido en las zonas invadidas, han contribuido a que sus poblaciones incrementen y con ello la preocupación por las especies que consume como alimento.
Comprender los posibles impactos de este depredador invasor implica estudiar su dieta; diversos estudios lo han hecho a escalas locales, sin embargo, la dieta del pez león cambia drásticamente entre zonas y era necesario un análisis para evaluar el impacto de la invasión.
Con la colaboración de especialistas pertenecientes a 14 instituciones académicas y de investigación en Estados Unidos, científicos analizaron más de ocho mil estómagos de ejemplares del pez león (Pterois volitans y Pterois miles), colectados en 10 localidades a lo largo del Atlántico occidental.
Del estudio financiado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), agencia gubernamental estadounidense, los investigadores obtuvieron una descripción general de la dieta del pez león a escala regional, lo que les permite comparar la composición de la dieta entre localidades.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Alex Bogdanoff, candidato a doctor en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y líder de la investigación que inició en 2015, explicó que el pez león es una especie predadora y oportunista que consume más de 167 especies de vertebrados e invertebrados.
“Este comportamiento alimenticio es un hallazgo importante porque significa que el potencial del pez león para causar la extirpación de sus presas es bajo, ya que consume una amplia diversidad de especies y las consume en proporción con su abundancia en el ambiente”.
Sin embargo, Bogdanoff advirtió que debido a la diversidad de la dieta del pez, combinada con el volumen de presas que puede consumir, existe un gran potencial de efectos indirectos generalizados en las cadenas alimentarias marinas.
Otro de los hallazgos destacados de la investigación es que la dieta del pez león es altamente variable entre localidades, lo que a su vez resalta la necesidad de estudios específicos para monitorear la especie, sobre todo en áreas protegidas.
Unión de investigaciones
Trece espinas dorsales, dos pectorales y tres anales caracterizan al pez león, especie originaria del Indo-Pacífico que tiene un complejo ritual de cortejo y apareamiento; estos peces llegan a medir hasta medio metro y pesar mil 200 gramos.
Los estudios para analizar su dieta unieron esfuerzos de diferentes proyectos desarrollados por investigadores con diversos objetivos.
Uno de los colaboradores es Juan Carlos Villaseñor Derbez, estudiante de doctorado en la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB) y becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Juan Carlos Villaseñor expuso en entrevista que el trabajo que realizó fue en el Caribe Mexicano y consistió en el muestreo de organismos, precisamente para conocer de qué se alimentaba la especie y determinar el posible impacto para el ecosistema.
“El procedimiento era bajar a bucear con botes de plástico y redes de mano y capturar todos los organismos que fuera posible. Analizamos organismos pequeños desde dos centímetros, hasta unos de 40 a 42 centímetros”.
Aclaró que los colaboradores de la investigación utilizaban diferentes formas de muestreo e incluso algunos aprovecharon concursos de pesca para obtener ejemplares y analizar los contenidos estomacales.
Inofensivo para especies en riesgo
Previo a la investigación, había dos preguntas importantes en torno a la invasión del pez león: ¿hay especies afectadas por su presencia? ¿Son estas especies de importancia comercial o están en peligro de extinción?
El estudio reporta que el pez león se alimenta de más de 167 especies, de las cuales 128 son peces, 15 camarones, 17 cangrejos y tres langostas.
“La mayoría de estas especies no está considerada en riesgo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) ni es de interés comercial. Sin embargo, algunas especies en estas categorías fueron identificadas en la dieta, lo cual podría representar una amenaza para su recuperación”, observó Juan Carlos Villaseñor.
Indicó que los resultados permiten afirmar que aun cuando la invasión pudiera tener un impacto en los ecosistemas, no será directo hacia especies en peligro de extinción o de interés comercial.
“El impacto es exclusivamente ecológico y difícilmente podría trasladarse a ser un impacto económico, como a los pescadores por ejemplo”.
Otro hallazgo importante en la investigación son las diferencias en la dieta del pez león de acuerdo con la zona de estudio: “Por ejemplo, la dieta del pez león en México es muy similar a la de organismos de las Bahamas o Belice, pero muy distinta a las de Bermuda, Florida o Carolina del Norte, esto indica que los efectos del pez león en los ecosistemas locales serán diferentes”.
Condiciones para la invasión
Estudios desarrollados en torno al pez león apuntan que la invasión fue provocada por la liberación de organismos en costas estadounidenses e incluso, derivado de análisis genéticos, científicos han afirmado que se desencadenó a partir de tan solo ocho hembras.
Juan Carlos Villaseñor señaló que si bien hay un debate al respecto, lo que se conoce con certeza es que la fecundidad del pez león es muy elevada y por lo tanto es viable que la liberación de organismos que se mantenían en acuarios de Estados Unidos haya generado la invasión.
Aunado a ello, la especie tiene una gran capacidad de adaptación, lo que ha sido evidenciado en estudios donde se expone a diferentes tipos de salinidad y distintas temperaturas, además de que estos parámetros tienen un rango de variación menor en el Caribe que en el Indo-Pacífico.
“Son varios elementos los que contribuyen a la invasión, una es eso, un hábitat mucho más estable, otro es la ausencia de depredadores, sobre todo en el Caribe latinoamericano, muchas de las especies que podrían ser depredadoras del pez león han sido ya extirpadas por la pesca”.
Para Juan Carlos Villaseñor, la investigación sobre la dieta del pez león en el Atlántico permitirá inferir la alimentación de la especie en zonas donde no se ha estudiado, así como los efectos regionales que pueda tener.
No obstante, resalta la importancia de continuar con estudios locales para identificar la dieta del pez león y con ello manejar la invasión.
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