Ambos se hallan en buenas condiciones, después del corto pero estresante viaje. Debían alcanzar el espacio, dar cuatro vueltas a la Tierra y acoplarse a la estación espacial internacional. Pero tras el desprendimiento de los cuatro aceleradores laterales del cohete, las imágenes mostraron un número inusual de objetos rodeando al vehículo.
Entre las hipótesis barajadas se halla que uno de los aceleradores impactó con el resto del cohete, provocando un fallo de propulsión. Detectando el problema, la cápsula se separó del vector e inició una reentrada balística (con desaceleraciones de casi 7 Gs).
Los dos astronautas aterrizaron felizmente sin daños a unos 400 km de Baikonur, aproximadamente en el mismo lugar donde suelen aterrizar las cápsulas Soyuz procedentes del espacio.
Las autoridades han iniciado ya la investigación. Los astronautas fueron atendidos por las fuerzas de rescate y llevados a instalaciones seguras para una revisión médica. Las Soyuz tripuladas no habían tenido un problema semejante desde 1975 (en 1983 hubo otro aborto de lanzamiento, en la misma rampa de despegue). Ahora la pregunta es qué va ocurrir con la estación espacial internacional. Estaba previsto un nuevo lanzamiento de tripulantes para diciembre, para sustituir a los tres que se hallan en estos momentos en el complejo.
A la espera del dictamen técnico, estos podrían permanecer algún tiempo más en el espacio. Podría tener también que dejarse a la estación sin inquilinos hasta que se resuelva el problema con el lanzador. En cuanto a los vehículos estadounidenses en desarrollo no está previsto que debuten hasta el próximo año.
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