Agencias, Ciudad de México.- Las misteriosas áreas circulares desprovistas de vegetación y ubicadas a distancias regulares unas de otras en el desierto del Namib en el suroeste de África, conocidas como anillos o círculos de hadas, surgen por los efectos de la savia tóxica que liberan en el suelo algunas plantas del género Euphorbia, asegura un estudio publicado en la revista BMC Ecology.
Las especies responsables por este fenómeno que intrigó a los científicos durante décadas, incluyen a ‘E. damarana’ y ‘E. gummifera’ y posiblemente ‘E. gregaria’, entre otras.
Todas ellas, al morir liberan una sustancia hidrofóbica, es decir, repelente al agua, y con propiedades antibacterianas, inhibiendo así la germinación de otras plantas en un área de entre 2 y 15 metros de diámetro.
Efectos del calentamiento
Los autores del trabajo explican que las representantes del género Euphorbia colonizaron estas llanuras arenosas durante condiciones climáticas más favorables.
Pero con el incremento paulatino de las temperaturas—un proceso que, a nivel local, en las últimas décadas triplicó el ritmo del calentamiento global promedio— sufrieron una creciente competencia con otras especies por la humedad escasamente retenida en el suelo arenoso, con lo cual muchas de las plantas Euphorbia perecieron.
El profesor de la Universidad de Pretoria (Sudáfrica) Marion Meyer, autor principal del trabajo, recordó que anteriormente hubo muchas teorías que intentaron explicar los círculos de hadas, atribuyendo su origen a las hormigas, a las termitas o incluso la lucha subterránea de las plantas por el agua. Aunque ninguna de ellas, en su opinión, pudo obtener suficiente evidencia científica.
Un modelo preciso
El equipo de Meyer realizó un análisis del suelo mediante técnicas de cromatografía de gases y espectrometría de masas, con ayuda del profesor Denis Baranenko, de la Universidad ITMO de San Petersburgo (Rusia).
De esta manera, comprobaron que las muestras recogidas en los círculos de hadas presentaban una composición fitoquímica sumamente similar a la del suelo de extraído debajo de plantas ‘E. damarana’ en proceso de descomposición. Además, detectaron compuestos asociados con actividad tóxica y antimicrobiana en la planta ‘E. gummifera’.
Y para comprobar su propia hipótesis, modelaron el terreno de la región combinando los datos sobre precipitaciones, la altitud y la cobertura vegetal del suelo con ayuda del software de Sistemas de Información Geográfica (GIS).
Las ubicaciones de los círculos de hadas predichas por el modelo coincidieron en gran medida con la presencia de tres especies de Euphorbia e incluso permitió descubrir nuevos círculos sin vegetación.
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