Agencias / Ciudad de México.- Johnny Escutia, el rapero que causó indignación en redes sociales por las violentas letras de sus canciones, no sólo ha amenazado a través de su música a la youtuber Yuya, también ha agredido a otras mujeres, a quienes amedrentó a través de redes sociales, según denuncian.
En entrevista para un diario nacional, dos jóvenes dedicadas al rap narraron que en 2009 y por varios años fueron violentadas por Johnny Escutia, quien, acusaron, ejercía agresiones en “secta”, como él llama a otros hombres que se unen para cometer violencia digital.
“Escutia me conoció a mí por mi trabajo en el rap. Él era parte de la comunidad, aunque él vivía en Alemania. Todos los ataques empezaron a raíz de que yo era parte de un colectivo de mujeres”.
“Las primeras agresiones se dieron hacia el colectivo diciendo que las mujeres no podíamos rapear. Después se ensañó particularmente conmigo desde el año 2009 al 2016. Sacaba videos, mandaba a su secta a amedrentarme, hacía memes, hacía páginas enteras para tirar odio sobre mí”, contó una joven que se dedica al rap para visibilizar la violencia contra las mujeres.
De acuerdo con su testimonio, las agresiones no paraban y cada vez que el colectivo subía un nuevo contenido a sus redes sociales, Johnny Escutia, junto con varios hombres, la acosaban por su género, su peso o su música; incluso, afirmó, en varias ocasiones la amenazó de muerte.
Violencia que, dice la joven, repercutió severamente en su estado emocional y psicológico.
“Este comportamiento me afectó de muchas formas; mi alma se vio repercutida, tuve que tomar terapia. Cuando es un solo insulto es como ‘¡ah!’, pero cuando ya son cien, doscientos diarios y hacen videos, pues claro que me daba miedo”, dice.
“Me daban ataques de ansiedad porque al final las agresiones escalaron a amenazas de muerte. Ya era así como ‘cuando la vean descabécenla, una pinchi vieja gorda, fea y horrible así no puede vivir’”, cuenta.
“Me daba miedo ir a mis toquines. Yo pensaba que cualquier loco me iba a hacer algo. Hubo una crisis de ansiedad muy fuerte. Hubo trastornos alimenticios, mucha tristeza, mucho abandono, porque en ese momento nadie me ayudó”, recuerda la joven rapera.
A pesar de que hace 10 años no había tanta información sobre la violencia digital, la joven sabía que necesitaba pedir ayuda, así que recurrió a la policía cibernética con el fin de que los ataques pararan; sin embargo, todo fue en vano, pues las autoridades le explicaron que las agresiones no eran amenazas reales.
“No hubo ayuda, nunca se me hizo caso. Me dijeron ‘ya no le hagas caso, tómalo de quien viene, esto no puede proceder porque no hay una amenaza real’. Después de esto no toqué más puertas porque se rieron en mi cara”, indicó la joven.
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