Ixmiquilpan, Hidalgo, 14 de marzo de 2015 (Círculo Digital).- Con armas de fuego, palos, piedras y tubos, grupos de pobladores de Taxhuada, en el estado de Hidalgo, vigilan las calles ante la inseguridad en su comunidad.
Durante el día, aun en calma, se vigila a los extraños. Con la llegada de la noche se enciende la alarma. Los asesinatos de dos mujeres, violaciones y robos registrados en la comunidad, obligaron a los pobladores a conformar autodefensas y “toque de queda” a partir de las 22:00 horas.
Desde el 2 de marzo a partir de las 22:00 horas, los hombres recorren las calles; establecieron retenes con fogatas; colocaron una alarma que a 250 metros puede ser escuchada y se formó un grupo de whatssapp, una red de telefonía celular, para alertar del peligro.
A la entrada de la comunidad, en las calles 20 de Noviembre, 3 de Mayo y Cuitláhuac, los extraños son recibidos con una advertencia colocada en lonas: “Toda persona que sea sorprendida cometiendo un delito, pintando o en alguna otra situación de vandalismo dentro de esta comunidad, será linchada, sin ser entregada a las autoridades. ¡Basta!, pueblo unido en contra del crimen y del vandalismo”.
Violencia en escalada
La delincuencia en Taxhuada escaló al iniciar el año y alcanzó su nivel máximo con el homicidio a puñaladas de dos mujeres, en hechos y fechas diferentes.
Taxhuada se localiza en el Valle del Mezquital, en el municipio de Mixquiahuala, a 70 kilómetros de Pachuca. El municipio se divide en demarcaciones y ésta, con casi cinco mil habitantes, es la séptima.
Aquí, la mayoría de los pobladores se dedican al campo, un menor porcentaje son profesionistas y prestadores de servicios. A unos y a otros les preocupa la inseguridad y se unieron para combatirla.
En una reunión —a la que acudieron unas 700 personas— decidieron formar grupos de guardias para vigilar las calles, “todo dentro de la legalidad”, dice el delegado Eleazar Hernández Álvarez.
De que nos estamos autodefendiendo, eso es cierto
“No sabemos si somos guardias, vecinos vigilantes o autodefensas; que nos estamos autodefendiendo, eso es cierto”, comentó uno de ellos, pidiendo el anonimato.
“Las autoridades han minimizado lo que pasa aquí, el presidente municipal, Isidoro Monroy, dice que se trata de afectarlo, que esto es una situación política, lo cual no es cierto. Lo que nosotros reclamamos es seguridad y al no haberla hemos decidido ponerle remedio”, dicen los guardias.
“No somos como los de Michoacán, que salen a las calles en camionetas y con sus cuernos de chivo, de que las hay, las debe haber, cuando salimos no sabemos con qué clase de persona nos vamos a encontrar; entonces algunos cargan sus fierros, no a la vista pero sí en la cintura”, dijo alguno.
Los vecinos están organizados. Grupos de mujeres y hombres con palos y tubos aparecen cuando se les llama. Puede ser con llamados con cohetes, con una sirena o por vía celular.
“Ya no podemos salir a la calle sin voltear, sin pensar que algo va a pasar. Nadie tiene derecho a quitarte eso que es lo más preciado, la libertad”, refirió una señora.
“Por eso formamos las guardias comunitarias, que no son copia de ningún otro estado, sólo fue la necesidad la que nos hizo organizarnos”, señalan los vecinos. Recordaron que cuatro mujeres de la tercera edad han sido violentadas y golpeadas; en lo que va del año se han registrado robos a vehículos y a casas habitación.
“Para una población tan pequeña y donde antes no sucedía nada, esto se ha convertido en una verdadera preocupación”, dicen. La calle está despejada, los árboles que dan a los terrenos de cultivo han sido podados para evitar que los delincuentes los usen para esconderse.
En la calle no hay una sola lámpara. Los vecinos comentan que los adolescentes salen de la escuela alrededor de las 20:30 horas, por lo que tienen que ir por ellos. “Todo esto está mal, el presidente y la policía no hacen nada y esto, incluso, ha ocasionado gastos extras”, lamenta una madre de familia.
El pasado 19 de abril, cuando el carnaval en Mixquiahuala se encontraba en su apogeo, una vecina de Taxhuada fue asesinada. La mujer había acudido al desfile y al retornar a su hogar fue apuñalada. No se trató de violencia sexual ni le robaron sus pertenencias. Dos días después fue hallado el cuerpo de otra mujer en los terrenos de cultivo del ejido de Cinta Larga.
Alarmados
En una de las calles, una decena de vecinos mantienen una fogata en el centro de la calle, con lámparas de mano hacen señas y paran a los transeúntes.
Explican que no hay restricción para entrar y salir, siempre que quien visita el lugar se identifique. Un hombre graba con un teléfono celular. Calles adentro, una camioneta roja con varios hombres circula y da vueltas.
Suena la alarma y en segundos se reúnen los vecinos, algunos con armas de fuego y otros con tubos. En este callejón son unas 60 personas, quienes en minutos ya habían realizado un cerco ante el ulular de la sirena, tras un tiempo se anuncia que fue un simulacro y las cosas regresan a la calma.
El encargado de la alarma, advierte: “Ojalá que a quien tenga que llegar esto ponga atención y volteé acá. No queremos llegar a las guardias armadas independientes, es triste que entre nosotros vea gente armada, ojalá y esto termine, pero con la verdadera seguridad que nos debe brindar la institución que le corresponde”.
Los pobladores lamentan que el barrio se encuentre abandonado por las autoridades, por eso reiteran que están dispuestos a todo. (Con información de El Universal)
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