Por Fátima Monterrosa/ Especial InsurgentePress/Ecatepec, Edomex.- Este ha sido un año de sentimientos más intensos que el terror. Todos los días y, a cualquier hora se registran desapariciones de niñas-adolescentes. Hasta hoy la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) reconoce 400 casos, aunque la impresión general es que existen más en el cinturón inhóspito que forman los municipios de Ecatepec, Tecámac, Chimalhuacán y Nezahualcóyotl.
Los testimonios de familiares de las víctimas coinciden por separado en un nuevo esquema que han utilizado las bandas criminales para enganchar a las niñas de formas inmaduras a través de redes sociales. Pareciera una extraña versión, pues es evidente que las desapariciones forzadas o secuestros han estado ahí durante años.
Claudia Rodríguez García, madre de una adolescente relata la desgracia que sufrió su familia con la desaparición de Karla Patricia Aguirre Rodríguez una mañana soleada de otoño.
“Ella desapareció un día domingo en la mañana, no sé si fue 15 ó 16 de noviembre, pero fue un día domingo… pido que nos ayuden, si saben algo de ella”, exclama afligida por el desasosiego que tenía entonces al no saber el paradero de su hija.
Karla vivía con su familia en la Unidad Habitacional Valle de Ecatepec. Ella salió de su casa sin avisar a nadie de su partida el pasado 16 de noviembre.
La historia de Karla parece ligada a la de muchas adolescentes que han desaparecido dejando una carta a sus padres con una frase recurrente. ‘No me busquen’, una ausencia que ha resultado inexplicable para las familias.
Las cartas han servido de pretexto a la ineficiencia de la PGJEM que no ha logrado frenar la lluvia de desapariciones forzadas.
La Procuraduría de Justicia del Estado de México (PGJEM) registra entre sus estadísticas 400 casos de adolescentes desaparecidas en 2014. Todas, son originarias de Ecatepec, Tecámac, Chimalhuacán y Nezahualcóyotl
Dilcya García subprocuradora de la PGJEM contra la Violencia de Genero, confirmar la estadística fría de adolescentes entre 12 y 17 años desaparecidas.
” 400 que en este momento no se encuentran localizadas y que estamos buscando”, dice.
¿De este año?
“De este año”, afirma.
La hipótesis de la PGJEM para estos casos ha sido que los delincuentes utilizan las redes sociales para contactar a las adolescentes y posteriormente llevarlas a otras entidades.
“A través de las redes sociales, del Facebook, de diversos chats públicos, Xbox. Así empiezan a cazar a su víctima para diversos fines.
“Puede ser, por supuesto para trata de personas, puede ser un fulano, obsesivo, loco, que quiere involucrarse sentimentalmente con una persona, puede querer la venganza de algún familiar de esa adolescente.
“Puede ser captada por temas de narcotráfico”, afirma.
De las 400 niñas desaparecidas este año ¿cuántas han sido contactadas a través de redes sociales?
“Te digo que yo creo que al menos el 70 por ciento”, asegura.
Para, García no existen dudas que las redes sociales ahora juegan una mala pasada a las familias de las víctimas. Algo que parecía un ocio menor sin riesgo se ha convertido en una trampa mortal para ellas.
“Dentro de las redes sociales, se encuentra toda la vida de los chavos… meten todo, entonces ahí, puedes ver cuales son sus necesidades, cuales son sus sueños, cuales son sus carencia.
“Quienes buscan captarlos a través de redes sociales, empiezan a estudiarlos, hacen un entorno social de manera paciente e incluso empiezan a proveer diferentes discursos con ellos, hasta que encuentran el adecuado que los va a atrapar.
“Terminan creyendo que se están yendo por su voluntad, cuando en realidad su voluntad esta absolutamente viciada a través de un tema de sometimiento.
“Creen en muchas ocasiones que van a cierta realidad que les pintaron y en realidad van a otra por completo”, deduce García.
Las redes han interrumpido la inocencia de medio millar de niñas en esta empobrecida y abandonada región de la entidad que recibe el mayor presupuesto del País. Los padres examinan las cartas y cada una de las cosas que dejaron las adolescentes en busca de huellas o pistas en su desesperación por recatarlas.
“Nos dijo que le habían ofrecido un trabajo, en el cual era de edecán y demostradora, por su cuerpo que tenía, le quedaba muy bien ese trabajo, que le iba a ir muy bien.
“Por toda la situación que se estaba presentando le dijimos que no hiciera caso a los mensajes ni nada, porque era mentira y que muchas veces se las llegan a llevar con mentiras.
“Encontramos una carta en la mesa en la que escribió: que, ella se iba porque le habían ofrecido un trabajo, que era un cambio de vida para bien, nos dijo que no hiciéramos escándalo ni nada, que ella se iba por su propia cuenta”, recuerda abatida Claudia Rodríguez García.
Eso, abrió más dudas a los padres que decidieron emprender la búsqueda de Karla usando redes sociales. A través de su cuenta de Facebook enviaron un mensaje para alertar sobre los peligros que corría.
Para su sorpresa, recibieron una grabación con la voz de Karla.
“Bueno, papá pues no te preocupes. Mira, yo estoy bien, ya llegue a Morelos, pues estoy muy bien, la verdad, aquí, me están tratando bien y pues eso de que es prostituta y edecán y que me fui a Tijuana no es cierto, es Morelos, papá.
“Y por favor ya dejen de hacer escándalos, tarde o temprano los voy a ver… Si Dios me lo permite, por favor déjenme vivir mi vida en paz”.
Claudia García Rodríguez reflexiona sobre el mensaje. “Siento que es una persona que la manipula, ella no respondería de esa forma a sus padres, aunque para nosotros era importante saber que seguía viva”.
Los padres continuaron bajo su cuenta y riesgo—sin apoyo de las autoridades— la búsqueda de Karla hasta dar con su paradero en una casa en Naucalpan, Estado de México.
Un hombre la mantenía retenida a la espera de poder trasladar hacia la frontera norte del País. El delincuente escapó, mientras Karla se reencontró con su familia.
Pero más allá de ese caso excepcional, el resto de las familias siguen teniendo un hueco abierto en las casas a la espera de sus hijas. Esa es la historia de Syama Paz Lemús de 16 años de edad, igual de dolorosa que la de Karla.
Ella desapareció un día lunes 27 de octubre. Vivía con sus padres y abuelos en la colonia Polígono 2, en el municipio de Ecatepec, a 6 kilómetros de distancia de la casa de Karla.
“El día 27 de octubre a partir de las 5 de la tarde ya no tuve contacto con mi hija.
“Llegamos a casa, ella no estaba, la empezamos a buscar, empezamos a llamar a amigos, nadie sabía absolutamente nada de ella.
“Ella deja una nota en la que dice que se va por su voluntad, pero que no la busquemos, porque no la vamos a encontrar”, narra Neyda Lemus Cisneros.
Syama tenía una cuenta en Facebook y gustaba jugar Xbox durante largas horas, nunca descubrió el fondo de las sombras, ni que quienes seguían su perfil eran en su mayoría de hombres.
“Nos había comentado de una amenaza, de que había tenido amenazas por vía de Facebook, primero y después por Xbox.
“Parece ser que bloquearon a esta persona en Facebook. Después la vuelve a contactar por el Xbox, a lo que ella guarda algunas conversaciones del Xbox, en un archivo, las amenazas están muy, muy, fuertes, en el aspecto de que le decían, que sino se iba con esta persona, la iba a hacer pagar, que se iba a arrepentir”, denuncia Neyda Lemus Cisneros.
Syama cursaba el cuarto semestre en la vocacional 3 del Instituto Politécnico Nacional en Ecatepec, debido al paro de labores en su escuela permanecía sola en su casa, pues sus padres y abuelos salían a trabajar.
“Las versiones de los vecinos es que un carro se estaciona afuera de la casa, se baja un chico, todo de negro, pero con la cara cubierta, tocan pero no se percatan si esa persona entra o que pasa con ella.
“Después de unos minutos, otra vecina ve que abren la puerta y que ya estaba afuera un carro estacionado, al momento de que abren, sacan dos bolsas negras grandes y a mi hija la sacan por el otro lado.
“A mi hija se le escapa la perrita, no sé cómo estuvo, me dicen los vecinos, ella la quiere alcanzar, la alcanzan y la meten al carro, ya de ahí nadie sabe decir absolutamente nada”, comenta.
La cuenta de Facebook de Syama fue desactivada luego que la familia interpuso una denuncia y se echó andar la Alerta Amber; su pérdida ha enloquecido de dolor a sus padres.
Los familiares han pegado su fotografía en las calles para solicitar información sobre su paradero, en esa búsqueda han encontrado a otros padres que arrastran un sentimiento más intenso que el terror.
“Hemos sabido de dos niñas que también no están en sus casas, parece ser que fue el mismo modo, e igualmente sus cuentas de Facebook están bloqueadas”, comenta Neyda Lemus Cisneros.
¿Qué similitud tienen con el caso de Syama?
“De que dejaron o llamaron a sus casas diciendo que no las busquen porque ellas van a estar bien, es lo mismo que termina la nota de mi hija, es lo mismo que nos han dicho las mamás de estas personas, que no las busquen, o que les han llamado que no las buscan, voy a estar bien”, frunce el rostro con una eterna amargura.
En una marcha, en Ecatepec, Neyda Lemus Cisneros conoció a Genoveva Ortiz, quien busca a su hija Alizet de 14 años de edad. La adolescente estudiaba en el Distrito Federal.
“Se desapareció mi hija, de la escuela ya no regresó, y hasta ahorita sigo sin saber de ella y pues la estoy buscando porque necesito saber en donde está y con quien está.
“Estudiaba tercer grado de secundaria y a diario salíamos de aquí de casa para irnos a trabajar. Yo trabajo y ella a la escuela y de regreso nos veníamos las dos, raramente ella se adelantaba para tirar la basura o avanzarle a su tarea”, asegura Genoveva Ortíz.
Alizet desapareció el pasado 3 de noviembre, ese día, ella se regresó sola a su casa, en la Colonia 19 de Septiembre, en Ecatepec, a 12 kilómetros del perímetro del domicilio de Syama. Desde entonces su familia no ha tenido tranquilidad.
“Me encuentro un cuaderno con una nota nada más, en donde me dice que se va y que no la busque. Más bien pienso que estaba amenazada porque unos 15 días antes yo la noté triste y trate de acercarla a mi pero estaba negativa, muy negativa.
“Yo me acercaba a ella cuando estaba en la computadora y cerraba las ventanas, no, nos permitía ver, con quién se comunicaba”, dice Genoveva Ortíz.
Genoveva interpuso una denuncia ante la Procuraduría de Justicia del Estado de México, del Distrito Federal y de la General de la República y ninguna instancia ha emitido una Alerta Amber para agilizar su búsqueda.
Ella mantiene un vilo de esperanza, recurrió a redes sociales para tratar de ubicar su paradero, pero en su mente también existe un presentimiento oscuro sobre el destino de su hija.
“El Facebook hasta ahorita no lo podemos abrir porque no nos permite el acceso”, señala Genoveva Ortíz.
Las organizaciones no gubernamentales han detectado que las adolescentes desaparecidas tienen historias y aspectos físicos similares.
Para David Mancera Figueroa, presidente Solidaridad con las Familias, Ecatepec, las bandas del crimen organizado seleccionan el perfil de las víctimas antes de las desapariciones forzadas.
“Son niñas morenas, delgadas, ojos grandes, pelo semi largo a la espalda o al hombro, delgaditas, traen un patrón en el que están desapareciendo a las niñas.
“Estamos hablando de una red de trata de personas y trata de personas en todas las modalidades”, indica.
En este inhóspito cinturón del Estado de México, los ojos de las muertas parecen observar a los vivos. Ahora brotan cuerpos mutilados de mujeres en el Canal de la Compañía que pasa por Ecatepec.
La Procuraduría de Justicia del Estado de México reconoce que en el dragado del Rio de la Compañía han sacado restos humanos. La mayoría mujeres.
¿Cuántos corresponderían a humanos?
“Hasta este momento los que nosotros tenemos como presumiblemente, pudiesen llegar a ser humano, son 31. Todavía nosotros en este momento, no podemos saber si son de hombres, si son de mujeres, si son de una persona o son de varias porque esto nos lo va a machar directamente el ADN”, justifica Dilcya García, subprocuradora contra la Violencia de Genero.
¿De los restos óseos que encontraron en el gran canal ya identificaron a uno?
“Solo a uno, solamente a uno, pero esto nos da la esperanza de que vayamos a identificar a alguien más”, alega García.
Parece que la ley en el Estado de México resulta un asunto tedioso para los funcionarios, mientras que las familias buscan día tras día sin descanso, y sueñan noche tras noche como evitar que la oscuridad eterna caiga sobre las niñas-adolescentes desaparecidas.
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