Agencias / MonitorSur, XALAPA, Veracruz .- Debido a la falta de turismo y a la disminución de personas en las calles, las ventas ambulantes han bajado en México durante los meses de la pandemia. El sector informal ha sido el más afectado al reportar, en los primeros cuatro meses del año, una caída en el empleo del 27.2%, según datos del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Esto golpea a cientos de miles de familias y en especial a personas indígenas.
Sin apoyos por parte del gobierno ni reservas económicas para sobrevivir la pandemia, las mujeres indígenas salen a las calles para conseguir alimentos. “Le tengo miedo al Coronavirus, pero tengo tres bocas que alimentar. No me puedo quedar encerrada en casa”, dice a DW Nereida Cruz, mujer otomí que habita en la Ciudad de México. Por las bajísimas ventas, las mujeres de su comunidad optaron por ofrecer sus productos a cambio de alimentos. Fue tal su desesperación que hicieron un cartel anunciando a la gente la posibilidad del trueque. “Ofrecemos muñecas Ar Lele, tapabocas y los demás productos por comida. Cuando nos va bien, la gente nos da cosas sin pedir algo a cambio”, dice Cruz, mientras teje una mascarilla con motivos florales.
La dificultad de conseguir dinero se extiende a otros rubros, lo que ha llevado a que también las actividades comerciales ya establecidas vean en el trueque una posibilidad de sobrevivencia. Un ejemplo es la empresa de Fletes El Compi, ubicada en el estado de San Luis Potosí, en la zona centro del país. “Hay mucho movimiento, la gente se está mudando de casa o dejando locales. Pero cuando pedían nuestros servicios nos decían que no les alcanzaba. Entonces decidimos anunciar en nuestras redes sociales nuestra nueva modalidad de trabajo: hacemos fletes a cambio de despensa”, dice a DW Maximiliano Rojas, dueño de la empresa de servicios. Así como Fletes el Compi, otras empresas deciden ser flexibles y en caso de que el cliente no pueda completar el dinero, dan la opción de pagar con comida.
Un paso atrás en el sistema capitalista.
“Para que funcione el trueque tiene que haber un intercambio de beneficios. Muchas personas ven el trueque con las mujeres indígenas como una ayuda o donación y lo que se da a cambio no es precisamente lo que ellas necesitan para sobrevivir”, dice a DW Odile Cortés, economista del Centro de Investigación y Docencia Económicas. La economista y experta en responsabilidad social propone que los negocios modifiquen su idea de ganancia, “no solo se deben de enfocar en generar más dinero, también deben de generar el bienestar social y el de sus empleados”.
Hasta la fecha, el trueque tiene un menor impacto en las grandes economías, pero la importancia de este modelo en la actualidad radica en que da un paso atrás en el sistema capitalista y cuestiona el consumo de nuevos productos como única forma de vida. “En las economías colaborativas y solidarias todos generamos valor y beneficios para los demás. No solo una empresa es capaz de vendernos algo que nos va a servir. El trueque dejó de existir porque las sociedades crecieron y era imposible controlarlo, pero en pequeñas comunidades resulta muy útil”, agrega Cortés.
El trueque tiende a resucitar en épocas de crisis, aunque en los últimos años tiene cada vez más seguidores entre los jóvenes. Eso se puede medir en las redes socialest, con la explosión de grupos que intercambian beneficios, los cuales van desde productos tangibles y recetas de cocina hasta desarrollos digitales.
Aún está por definirse qué tan viable es el trueque en el sistema de vida actual. Lo cierto es que gracias al intercambio de beneficios, la economía está circulando y miles de familias logran sobrevivir a los efectos de la pandemia.
Con información de la agencia ‘Deutsche Welle’.
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