MonitorSur, Washington.- El presidente Donald Trump calificó el nuevo acuerdo comercial con Canadá y México como un hito para los trabajadores estadounidenses, y se comprometió a firmarlo a finales de noviembre. Sin embargo, el pacto aún enfrenta un largo camino para su ratificación en el Congreso.
Dando su visto bueno al nuevo pacto, al que los canadienses se sumaron poco antes de la medianoche del domingo, Trump lo bautizó como el “USMCA”. Con una sonrisa de satisfacción, el mandatario dijo que el nuevo nombre “sonaba bien”.
Sin embargo, subrayó que el acuerdo necesita la ratificación del Congreso, un aspecto que podría verse afectado por el resultado de las elecciones de noviembre en las que los demócratas buscan recuperar el control de la Cámara de Representantes y del Senado. Cuando un reportero dejó entrever al mandatario que parecía confiar en la aprobación del convenio después del anuncio, Trump dijo no estar “seguro para nada”, pero no por las virtudes o defectos del texto.
“Cualquier cosa que envíes al Congreso genera problemas, sea lo que sea”, declaró el presidente, quien señaló que los demócratas podrían decir “como le gusta a Trump, no vamos a aprobarlo”.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo el lunes que su país se encuentra en una posición más estable ahora que ha completado las negociaciones. Afirmó que el acuerdo necesitaba ser justo porque uno de los socios comerciales era 10 veces mayor. Afirmó que Canadá no aceptó simplemente “cualquier acuerdo”.
“Logramos el acuerdo correcto. Un acuerdo en el que ganamos los tres países”, manifestó Trudeau.
En el mismo tenor, el mandatario mexicano Enrique Peña Nieto dijo en un tuit que el pacto negociado en los últimos 13 meses “logra lo que nos propusimos al inicio: un acuerdo ganar-ganar-ganar”.
A pesar de los comentarios de Trump contra los demócratas, estos no hicieron grandes señalamientos sobre el pacto, aunque muchos legisladores coincidieron en afirmar que será crucial la manera como se apliquen las disposiciones.
“Como alguien que votó en contra del TLCAN y se le opuso durante muchos años, sabía que era necesario corregirlo. El presidente merece elogio por dar grandes pasos para mejorarlo”, dijo el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer. Dijo que cualquier acuerdo definitivo “debe ser juzgado por la manera como beneficie y proteja a las familias de clase media y a los trabajadores de nuestro país”.
Por su parte, el senador independiente Bernie Sanders dijo que aunque el pacto incluyó “algunas mejoras que podrían ser buenas para los trabajadores estadounidenses, carece de los mecanismos de aplicación necesarios para la eficacia de estas políticas”.
Trump, por su parte, dijo que el acuerdo convertirá de nuevo a Estados Unidos en una “potencia manufacturera”.
De hecho, Estados Unidos ha sido siempre una potencia manufacturera y según proyecciones efectuadas antes de que Trump asumiera la presidencia, el país será la número 1 en 2020.
El nuevo tratado fue acordado poco antes de que se venciera el plazo impuesto por Estados Unidos para incluir a Canadá en un pacto alcanzado con México hace unas semanas. Sustituye al TLCAN, al que Trump criticó como un desastre que destruyó empleos y que propició el éxodo de la base industrial de la nación.
El TLCAN ha sido objeto de críticas de los sindicatos y los trabajadores manufactureros desde que fue negociado a principios de la década de 1990 durante el gobierno del presidente George H.W. Bush y que el mandatario Bill Clinton puso en marcha después.
Durante la campaña presidencial de 1992, el candidato independiente Ross Perot dijo que el TLCAN causaría la migración de empleos fabriles estadounidenses hacia México.
La nueva versión dará a los productores estadounidenses mayor acceso al mercado lácteo canadiense. Pero mantendrá el proceso de resolución de disputas del TLCAN que Estados Unidos quería fuera desechado. Ofrece a Canadá protección si Trump impone aranceles a los vehículos, camionetas y autopartes importadas por Estados Unidos.
El TLCAN redujo la mayoría de las barreras comerciales en América del Norte, lo que produjo un incremento en el comercio trilateral. Pero Trump y otros detractores dijeron que alentó a los fabricantes a trasladar sus plantas al sur de la frontera para aprovechar los bajos salarios en México.
El nuevo pacto obligará que los automóviles cuenten con un contenido regional de 75%, y que entre el 40 y 45% de los vehículos exportados a Estados Unidos sean producidos en plantas que paguen sueldos de al menos 16 dólares la hora. Marcelo Ebrard, designado como secretario de Relaciones Exteriores de México por el gobierno entrante, dijo que algunas de las nuevas disposiciones podrían representar retos de adaptación para las empresas del país. Sin embargo, también señaló que “la culminación de este proceso de renegociación propicia certidumbre en los mercados financieros e inversión y creación de empleos en nuestro país”.
Trump señaló que el pacto cubre 1,2 billones de dólares en comercio.
Para Trump, el acuerdo ofreció reivindicación de sus políticas comerciales radicales que han afectado las relaciones con China, la Unión Europea y los vecinos norteamericanos de Estados Unidos, además de inquietar a los agricultores del centro norte de Estados Unidos y a la industria manufacturera por las posibles represalias externas. Los asesores de Trump consideran el pacto comercial una victoria política en los estados que fueron cruciales para la victoria del mandatario en 2016 y donde viven decenas de miles de obreros que podrían beneficiarse de los cambios.
Trump dijo que firmará el pacto definitivo a finales de noviembre, en aproximadamente 60 días, y que se espera que el pacto lo firmen Trudeau y Peña Nieto, quien termina su mandato el 1 de diciembre.
Trump señaló que habló con Trudeau por teléfono y que sus recientes tensiones no impidieron llegar a un acuerdo. “Es un profesional. Yo soy un profesional”, dijo Trump y dijo que era un “acuerdo justo”.
Canadá, el segundo socio comercial de Estados Unidos, es por mucho el principal destino para las exportaciones de Estados Unidos, y el mercado estadounidense representa 75% de lo que Canadá vende en el extranjero.
Sin embargo, el mandatario estadounidense dijo que su administración todavía no acordaba eliminar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio de Canadá, un tema polémico entre los vecinos.
Trump ha utilizado los aranceles estadounidenses sobre bienes chinos y de otros países como táctica de negociación y dijo que el acuerdo de Norteamérica era evidencia de que su estrategia funcionaba. “Sin los aranceles, no estaríamos aquí”, dijo.
El futuro del acuerdo también ha sido un gran problema en México, en donde Peña Nieto será reemplazado por el presidente electro Andrés Manuel López Obrador en diciembre. La incertidumbre sobre las conversaciones del TLCAN amenazaba a la moneda de México y sus perspectivas económicas.
Es probable que la ratificación del tratado se haga en el 2019 porque una vez que Trump y los mandatarios de Canadá y México firmen el acuerdo, el gobierno y los líderes congresuales deberán escribir la ley para implementar el pacto y que sea aprobada en el Congreso.
“La vara para apoyar un nuevo TLCAN será alta. El TLCAN ha tenido muchos opositores a lo largo de los años y son bien conocidas sus fallas”, dijo el representante demócrata Richard Neal. “Como yo, muchos de mis colegas no apoyaban el tratado original. Y aquellos que lo hacían, tenían serias interrogantes que necesitan ser respondidas antes de volverlo a hacer”.
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