Agencias / MonitorSur, XALAPA, Veracruz .- América Latina es, según las estimaciones, una de las regiones más afectadas por la crisis mundial del coronavirus. Una crisis peor que la Gran Depresión la llevaría a dar por perdida otra década de avances y todo lo andado en estos últimos diez años podría esfumarse con la misma rapidez con la que el virus se ha propagado en la población.
Las malas proyecciones sobre la economía de la región se han empeorado a medida que los días avanzan desde el estallido de la pandemia, de las primeras estimaciones de la CEPAL que apuntaba a una caída del PIB del 5.3%, la última estimación del FMI prevé una caída de 9.4%.
Desde el Instituto de Iberoamericano de Salamanca apuntan a la fragilidad de estos territorios a los shocks económicos y a la dependencia exterior. Desde el observatorio recalcan la estrecha relación entre la evolución de la renta per cápita de los países latinoamericanos, el crecimiento económico y los precios internacionales de los productos básicos.
De esta manera, durante los últimos treinta años, siempre que los precios de los principales productos primarios exportables se han incrementado o se han mantenido estables, la renta per cápita de la economía latinoamericana ha crecido. En consecuencia, cuando se ha producido un retroceso en los términos de intercambio, su economía se ha visto negativamente afectada durante largos periodos.
La importante relación entre la disminución de la pobreza y los ciclos económicos se muestra clara en la reciente época que abarca entre 2004 y 2014, periodo que significó un importante auge del ciclo exportador de los productos primarios, y llevó consigo una fuerte caída en los niveles de pobreza de la región. Sin embargo, este periodo de expansión se frenó durante los siguientes cinco años, que significaron un lento crecimiento que se alargaría en el futuro debido a la crisis del coronavirus.
A razón del desalentador futuro para la región, desde el Instituto Iberoamericano apuntan a la necesidad de unir fuerzas entre los países para evitar así otra década perdida en América Latina. La institución destaca los diferentes caminos económicos que ha llevado cada país hasta el momento y la necesidad de coordinar estos en el futuro, es lo que el instituto denomina “El Consenso Latinoamericano 2020”, un proyecto y un nuevo documento liderado por el profesor Ramón Casilda.
Se trata de un plan de políticas macroeconómicas que generen equilibrios sostenibles mediante una mejor vida laboral, una mayor productividad competitividad, que den lugar a un desarrollo sostenible y equitativo.
Este plan pretende atacar las principales debilidades de la economía latinoamericana: baja productividad, alta informalidad, insuficientes niveles de capacitación laboral, tamaño reducido de sus empresas, acusada dependencia exportadora de productos primarios y profundos desequilibrios sociales.
En este último aspecto se hace especial hincapié a la relación entre la educación y una mayor equidad social entre la población, hecho que parece aún en 2020 un mito inalcanzable en una de las regiones con más desigualdades del mundo. Un problema que se acrecentaría debido a la pandemia, así lo pronostica CEPAL que estima que 30 millones de latinoamericanos, o más, podrían sumarse a la población en situación de pobreza.
Con información de la agencia ‘Notimex’.
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