
Opinión/ Juan Carlos Gómez Aranda
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un maestro de la estrategia del paso del gorila, cuya coreografía marca movimientos torpes, pero firmes. Causa pánico en los mercados globales por su política comercial y amenaza a sus vecinos con la mano derecha y retrocede con la izquierda, lanza un golpe y luego extiende la mano, siempre con la intención de someter, pero esta vez las cosas cambiaron y algo no salió como esperaba. El baile diplomático y los amagos de guerra de aranceles con México parecía seguir el mismo guion: Trump anunció imposiciones de 25% a productos mexicanos y la presión se disparó. Se hablaba de una crisis, de una nueva embestida del republicano contra su socio del sur.
Se difundió una moratoria para el sector automotriz. Luego, el jueves pasado, Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, hablaron por teléfono y, de golpe, se determinó una pausa que se extendió a otros productos que exporta México a ese país. El escenario cambió. Trump reculó ante la serena determinación de la mandataria, los resultados del combate al fentanilo, el trabajo y la cooperación de México en la lucha contra el crimen organizado.
México logró frenar los impuestos recíprocos con diplomacia apostando al tratado comercial, evitando una crisis mediante la negociación y destacando el peso de la interdependencia económica entre ambos países, donde la demanda de narcóticos y el contrabando de armas siguen siendo temas fundamentales de la agenda. La migración ilegal y la violación de derechos es otro asunto fundamental, pero México apuesta por una visión humanista.
Aunque Trump presiona por mayores controles, Sheinbaum plantea el desarrollo como la mejor estrategia para reducir la migración irregular y de paso le recuerda al poderoso presidente que tienen que hacer más en su territorio para disminuir o evitar el consumo de fentanilo que mata a miles de norteamericanos todos los días, colocándose como la mayor amenaza a la salud pública estadunidense.
*EN CHIAPAS, A CASI 100 DÍAS DE INICIADO, EL NUEVO GOBIERNO TIENE BUENAS CUENTAS QUE RENDIR*
Mientras el país enfrenta momentos aciagos en materia económica y diplomática, en Chiapas se cumplen 95 días del inicio del gobierno de Eduardo Ramírez, con avances en diversos sectores, entre los que destaca el restablecimiento de la seguridad pública, la recuperación de la paz y la tranquilidad de las familias chiapanecas, como lo exigió la ciudadanía en los foros de consulta para la elaboración del Plan Estatal de Desarrollo y durante su campaña, cuando tomó debida nota del sentimiento popular que pide vivir sin miedo y en libertad.
Hay logros que pregonar en otros sectores, como la reapertura de hospitales, clínicas y escuelas que suspendieron actividades por temor y amenazas en municipios que estuvieron bajo asedio de la delincuencia, particularmente en territorios de la Sierra Madre y en todo el estado avanza el abasto de medicamentos y materiales de curación a más de mil unidades médicas. Se han logrado acuerdos en 28 municipios para no entregar recursos en efectivo a los representantes de barrio, agentes municipales o comisariados ejidales y menos aún que éstos se repartan entre los habitantes. Las asambleas determinaron que los presupuestos se destinen a obras de beneficio colectivo, decisión que trasciende porque fue una mala práctica durante muchos años por promesas de campaña de algunos candidatos a presidentes, principalmente en municipios indígenas, con el propósito de obtener votos.
Otro logro, que no es menor en una entidad megadiversa ambientalmente, es la reducción de 95% de la superficie afectada por incendios forestales, pasando de 8 mil 923 hectáreas devoradas por el fuego en 2024 a 396 hectáreas en lo que va de 2025. Mientras que, con visión de cuenca se establecen las bases para el mejor uso del territorio en la agricultura, la ganadería y la pesca.
Al tiempo que se han realizado mil 585 asambleas comunitarias, en los 53 municipios de pueblos originarios, para su integración al programa Chiapas Puede, que se trata de la campaña de alfabetización más ambiciosa que se ha realizado nunca en la entidad.
En este corto tiempo se recuperó el cuidado del hato ganadero para las 85 mil unidades de producción, con una póliza que da certidumbre a los productores ante daños a bienes patrimoniales, situaciones de alta mortandad, depredación, sequías e inundaciones que afecten la ganadería y contingencias climatológicas para los productores apícolas. Este seguro no se cubría desde 2019.
El gobierno de Eduardo Ramírez es de acción, abarca todo el espectro de sus responsabilidades y está a la altura de las expectativas de las y los chiapanecos, que quieren resultados inmediatos de un gobierno humanista que pone en el centro de su estrategia el bienestar de las personas y las familias, haciendo asequibles sus derechos humanos y sociales, particularmente de los sectores más vulnerables de la población.
La gran mayoría de las y los chiapanecos habitan un territorio generoso, pero de contrastes, donde conviven las diferencias, carencias y oportunidades distintas con piso disparejo y donde, en los últimos lustros, mucho ha cambiado para seguir igual y que urge transformar con el sentido humanista que ha comprometido Eduardo Ramírez.
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