Agencias / MonitorSur, Xalapa, Veracruz .- Un día antes de hospitalizarlo con tos, fiebre y gripe -los típicos síntomas de COVID-19-, a Juan Mendoza Barcenas, empleado de International Paper Empaques (IP Empaques) de Silao, Guanajuato, lo obligaron a quedarse a trabajar.
“Pidió permiso en la planta para irse a casa porque se sentía mal, pero no se lo dieron”, dice Javier Castillo, cuñado de Juan.
Juan Mendoza, de 51 años, falleció el miércoles 27 de mayo en un hospital del IMSS en León, Guanajuato, víctima de COVID-19. Durante 16 años Juan laboró en IP Empaques de Silao, como operador de maquinaria.
“El médico de la empresa conocía desde inicios de mayo los síntomas de mi cuñado y aun así sus jefes le dijeron que no se podía retirar”. Durante una semana Juan acudió a su trabajo con los síntomas de COVID-19.
La planta dedicada a la fabricación de cartón y papel y que se localiza en el Parque Industrial Fipasi de Silao “no cerró y continúo sus labores con todo y la cuarentena”, aseguró Castillo.
En la empresa le dijeron a Juan que sus síntomas no eran graves. Lo revisaron y le advirtieron que no podía ausentarse.
El 11 de mayo Juan pidió permiso a sus jefes y al médico de la empresa para retirarse, porque se sentía peor, pero le volvieron a decir que no. Que hasta no tener certeza no se podía retirar.
Durante las dos semanas en las que Juan estuvo internado su estado de salud empeoró y finalmente falleció el 27 de mayo. “La empresa nos informó que solamente nos entregaría un finiquito de 5 mil pesos y que no habría apoyo para los servicios funerarios”.
Según Javier Castillo, la empresa dijo a la familia que debido a que el COVID-19 no está catalogado como un riesgo de trabajo, los 5 mil pesos es lo único que van a otorgarles.
“Imagínese los 5 mil pesos que ofrecen no alcanzan ni siquiera para pagar el servicio de incineración que cuesta 17 mil”.
“La propia empresa lo puso en riesgo y ahora no quieren responsabilizarse, pero además sabemos que otros compañeros de mi cuñado se encuentran en la misma situación”, denunció Castillo.
Animal Político contactó telefónicamente con una empleada de la empresa IP Empaques, quien al saber el motivo de la llamada (conocer más sobre las causas de la muerte de Juan y un posible brote entre sus empleados) colgó el teléfono. Posteriormente se intentó llamar nuevamente en por lo menos otras cuatro ocasiones, pero el teléfono de la compañía remitió en automático al conmutador.
A Juan Mendoza le sobreviven su esposa, una hija de 20 años y un hijo de 10 de años.
Con información de la agencia ‘Notimex’.
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