Agencias, Ciudad de México.- En el noroeste de Yemen, los campos de trigo se extienden hasta donde alcanza la vista pero son insuficientes para alimentar a una población al borde de la hambruna. El país, devastado por la guerra, teme carecer de trigo debido a otro conflicto, el de Ucrania.
En Al Jawf, los agricultores cosechan el precioso cereal para molerlo antes de enviarlo a varios lugares y a la capital, Saná. Con 30 millones de habitantes, Yemen, el país más pobre de la península arábiga, depende pese a todo en gran medida de las importaciones de trigo.
Un tercio de estas importaciones procede de Rusia y Ucrania. Y los precios de las materias primas se están disparando desde el inicio del conflicto entre los dos países, a fines de febrero, lo que hace temer una escasez
Con un economía devastada por mas de siete años de guerra, Yemen está particularmente expuesto a las consecuencias de la crisis ucraniana. Los rebeldes hutíes, que controlan gran parte del norte del país, en particular Saná y Al Jawf, anunciaron que quieren producir más cereales para afrontar esas consecuencias.
En una panadería de Saná, Mohamed al Jalal y sus empleados trabajan para proporcionar pequeñas barras de pan a los clientes, que se las llevan en pequeñas bolsas de plástico rojo.
“Hay harina disponible en el mercado pero tememos la escasez por la guerra entre Rusia y Ucrania” dice el panadero a la AFP.
Habría que importar más, pero al mismo tiempo las autoridades yemeníes deberían trabajar más en favor de la “autosuficiencia” del país, y “apoyar a los agricultores para que cultiven más trigo”, asegura.
Los hutíes, apoyados por Irán, se oponen a las fuerzas gubernamentales apoyadas desde 2015 por una coalición militar liderada por Arabia Saudita, la poderosa monarquía vecina.
Esta coalición controla el espacio aéreo y marítimo de Yemen, para impedir, según ella, el contrabando de armas hacia los rebeldes. Éstos denuncian un “bloqueo”, que hace difícil que llegue la ayuda humanitaria a una población que conoce cada día el hambre
“Debido al bloqueo del enemigo pero también a la guerra en Ucrania, debemos garantizar la seguridad alimentaria desde el interior del país” declara a la AFP Ali Al Jaled, responsable de prensa en el organismo controlado por los hutíes y encargado de la producción de cereales.
Con esta estructura, los rebeldes desean “desarrollar el cultivo de cereales en Yemen en general y en la región de Al Jawf en particular”, dice.
Desde hace una semana, Yemen vive al ritmo de una inusual y frágil tregua de dos meses obtenida por la ONU. Las armas han callado, salvo algunas violencias esporádicas.
En este mes de ramadán, una de las principales preocupaciones de los yemeníes es el “iftar”, la comida de ruptura del ayuno musulmán, tradicionalmente sinónimo de grandes reuniones.
“Si sigue la guerra entre Rusia y Ucrania, el precio del trigo va a aumentar aquí” teme Ali Al Kabús, un importador y revendedor de trigo.
Con la subida de los precios del petróleo, debido también a la crisis en Ucrania, los gastos de transporte han aumentado también. “Ello supondrá una enorme carga para la gente” lamentó el comerciante, mientras sus empleados descargan decenas de grandes bolsas blancas llenas de harina.
Otros países de Medio Oriente también están afectados, como Egipto y Líbano, grandes importadores de trigo ucraniano y ruso.
En Yemen, país rodeado por las ricas monarquías del Golfo, la ONU estima que hasta 19 millones de personas podrían requerir asistencia alimentaria en el segundo semestre de 2022.
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