MonitorSur, Nueva York.- A fines de enero, sin siquiera haber reunido al equipo para sus primeros entrenamientos, Alex Cora ya había empezado a cultivar su liderazgo al frente de los Medias Rojas de Boston.
Cora convenció a varios jugadores veteranos del conjunto para que lo acompañasen a su natal Puerto Rico. La intención era repartir suministros en la isla que en septiembre previo fue devastada por el paso del huracán María.
Sin vacilación alguna, los abridores Chris Sale y Rick Porcello aceptaron el pedido de su nuevo manager.
La visita a Puerto Rico fue uno de los primeros actos con los que el piloto novato empezó a ganarse la admiración, lealtad y respeto de los jugadores de los Medias Rojas.
“Es lo que todo jugador aspira: seguir un objetivo. Eso fue lo que Alex hizo desde el primer momento”, dijo Porcello. “Nos llenó de motivación”.
Tanto Porcello como Sale cumplieron con tareas fuera de sus funciones habituales. Lo hicieron con absoluta convicción y la recompensa fue despachar en cuatro juegos a los Yanquis de Nueva York en la primera ronda de los playoffs.
Porcello contribuyó dos outs en el octavo inning del primer partido en Boston y debió esperar hasta el cuarto duelo para tomar su turno en la rotación luego que se le asignara a Nate Eovaldi la responsabilidad de abrir el tercero.
Decidido a sentenciar la serie en cuatro partidos, Cora trajo a Sale del bullpen en el Yankee Stadium. El candidato al premio Cy Young respondió haciéndolo con un 1-2-3.
Ninguno chistó ante las órdenes.
“Lo primero que le dije a AC (las iniciales de Cora) al llegar al clubhouse fue que estaba dispuesto a lanzar más de un inning… Me daba igual”, dijo Sale, quien nunca había tenido la experiencia de ganar una serie de postemporada. “Había esperado por esto durante todos estos años. Es mucho mejor de lo que esperaba”.
“Nada de esto me tomó desprevenido”, aseguró Porcello, quien cubrió los primeros cinco innings de la victoria 4-3. “Alex tenía al bullpen bien ordenado. Es un gusto jugar para alguien como Alex”.
Fue lo que convenció a los ejecutivos de los Medias Rojas hace un año, cuando decidieron ofrecerle el puesto de manager tras desempeñarse como coach de banca de los Astros de Houston, el equipo que acabó coronándose campeón de la Serie Mundial.
Con 42 años, Cora es el prototipo del manager moderno. Está sintonizado con lo que pasa dentro de un camerino en el que debe lidiar con toda clase de personalidades. Comulga con la revolución analítica del béisbol, pero sabe también tomar decisiones guiado por la intuición.
Cora se retiró como pelotero hace solo seis años, obligado cuando no pudo ganarse un puesto con los Cardenales de San Luis en la pretemporada de 2012. Emprendió una trayectoria en la que primero trabajó como comentarista con ESPN, dirigió a los Criollos de Caguas en la pelota invernal boricua y fue el gerente de la selección de Puerto Rico que consiguió el subcampeonato en el Clásico Mundial de 2017.
Llamar a Sale del bullpen fue el tipo de decisión que el gerente general Dave Dombrowski tenía en mente cuando decidió recomendar a los dueños que se contratara a Cora.
“Es alguien muy sagaz con el análisis estadístico, pero que también saber dirigir con sus instintos”, indicó Dombrowski. “Es una combinación que es muy difícil de encontrar”.
Como coach de banca con los Astros, Cora aprendió a divertirse y relajarse con el deporte. También ayuda formar parte de equipos exitosos, sobre todo al dirigir a Boston a 108 victorias, una cosecha récord para la franquicia en la temporada regular.
Otro factor fue el tener a Ron Roenicke, con 27 años de experiencia como coach, como su mano derecha en el banco de Boston.
Eddie Romero, el también boricua que ocupa el cargo de subgerente general, destaca el temple de Cora.
“Tiene un ser muy tranquilo y la gente tiene confianza en él”, dijo Romero.
Con sus dotes de comunicador, Cora se metió en el bolsillo a los jugadores de los Medias Rojas. Entonces, es fácil entender la fe ciega que le tienen.
Un ejemplo de su habilidad para el manejo diestro de todas sus fichas ha sido la rotación de receptores con Sandy León, Christian Vázquez y Blake Swihart. Sin fricciones, todos aceptan la repartición de juego.
“La comunicación que tiene con cada uno de nosotros es bien grande”, explicó León. “Habla con todos nosotros y explica cualquier circunstancia que él tenga en mente. El respeto que él tiene hacia nosotros es el mismo respeto que tenemos hacia él. Cada vez que hace sus movimientos lo respetamos, es lo que ha hecho todo el año”.
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