Monitor Sur
Ciudad de México, 14 mayo 2014).- El número 90 de la calle 5 de Mayo, en el Centro Histórico de Querétaro, estaba destinado para ser la casa en la que el pintor Santiago Carbonell pensaba pasar su vejez.
Ése era al menos su objetivo cuando adquirió el inmueble hace unos años, pero ahora rectifica: lo que ha de «envejecer» allí es su obra.
«Mi colección personal ha estado paseando por muchos museos, y ya tenía la inquietud de que los cuadros tuvieran una casa propia, un lugar donde envejecer. Tú sabes que a las obras de arte le sientan mal los viajes», expresa en entrevista el artista de origen ecuatoriano radicado en Querétaro desde hace 27 años.
El inmueble, una casa colonial recientemente restaurada, albergará el Museo Fundación Santiago Carbonell, a inaugurarse mañana con la presencia del Gobernador José Calzada.
Será una suerte de «museo boutique», dice Carbonell.
«No lo hago por ego. La actitud de tener un museo privado obedece a la voluntad de querer enseñar mis obras. Creo que los cuadros guardados en bodegas más pierden que ganan»
El espacio cuenta con tan sólo cuatro salas de exposición donde se exhibirá de manera permanente un cuerpo de obra concebido en diversas épocas, caracterizado siempre por su acento hiperrealista, además de una área de oficinas y una terraza.
No habrá salas para muestras temporales de otros creadores, pero el lugar estará abierto al apoyo de otros artistas, sobre todo jóvenes.
Carbonell advierte: «Tenemos bastante claro que los artistas también nacen en las clases marginadas, desprotegidas, y hay cierta orfandad. De lo que se trata es de apoyarlos con becas desde la fundación, vincularlos con la crítica y las galerías de arte para llevar sus proyectos adelante».
El apoyo se prevé no sólo para pintores, que es el gremio al que el artista pertenece.
La pintura es la célula madre de las artes visuales, precisa, pero el espacio, dados los momentos por lo que atraviesa la creación contemporánea, no puede circunscribirse a ella.
Se ha mencionado que Carbonell, uno de los creadores hiperrealistas más conocidos del país, ha sido un consentido de los gobiernos no sólo queretanos, sino incluso el federal. Es el artista, por ejemplo, que tuvo el cargo de realizar los retratos oficiales de Ernesto Zedillo y Felipe Calderón para la galería presidencial de Los Pinos.
Sin embargo, enfatiza que su museo es por completo una entidad privada que se mantendrá al margen de las políticas públicas y operará con fondos propios, a partir de un patronato.
Si un museo con su nombre alimenta su ego, responde: «Nada más lejano que eso. No lo hago por ego. La actitud de tener un museo privado obedece a la voluntad de querer enseñar mis obras. Creo que los cuadros guardados en bodegas más pierden que ganan».
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