Agencias / MonitorSur, CIUDAD DE MÉXICO .- Se nos ocurren pocos motivos por los que a un residente en España le pudiera generar algún interés el partido entre el Wolfsberger austriaco y el Tottenham Hotspur, correspondiente a la ronda de dieciseisavos de final de la Europa League, que se disputó este miércoles y que se saldó con victoria británica por 4-0. Quizás alguien que, por azares del destino, haya vivido durante un tiempo en el norte de Londres. O un apasionado del fútbol internacional a quien en el fondo le dé igual un partido que otro mientras la pelota ruede. A saber.
Hinchas hispanohablantes de los Spurs, haberlos, haylos. No en vano la cuenta oficial del club en nuestro idioma en Twitter alcanza la muy respetable cifra de 185.000 seguidores. Que no está mal para ser un perfil secundario de un equipo de la capital de Inglaterra. Sus mensajes normalmente tienen una repercusión más bien limitada: en los mejores casos un centenar o dos de megustas, varias decenas de retuits y, más raramente, algún comentario.
Sin embargo, una de las últimas publicaciones ha roto la red. Aparentemente es bastante simple: una foto del enfrentamiento contra los austriacos en la que se ve gesticulando a su entrenador, José Mourinho, y un texto breve. Pero ha funcionado espectacularmente bien: a estas horas acumula más de 10.000 pulsaciones al botón del corazoncito y supera los 2.500 compartidos.
A poco que hayas salido de la sección de Deportes de Yahoo y hayas explorado otros apartados de nuestra web, como el de Vida y Estilo, habrás entendido la referencia. Alude a dos concursantes del programa de televisión La Isla de las Tentaciones, que emite el canal Telecinco. Ya sabes: un reality show de esos que nadie reconoce ver, que muchos califican como “telebasura“, pero que arrasa en audiencias en todas sus ediciones. Más en concreto, Lucía y Manuel son una pareja que, como puedes comprobar, está dando mucho juego por protagonizar abundantes episodios de broncas e infidelidades.
El community manager que gestiona el espacio castellanohablante de los Spurs ha aprovechado el momento para tener su minuto de gloria y conseguir que el club se convierta en protagonista. Desde ese punto de vista, la jugada ha sido tan buena como las que pueden protagonizar Bale, Kane o Son en el césped del estadio heredero de White Hart Lane. Sin embargo, a juzgar por las reacciones de muchos aficionados, quizás no haya sido la mejor idea.
Justo es reconocer que también ha recibido alabanzas por el “sentido del humor” que ha demostrado. Pero en general las opiniones usan adjetivos como “lamentable” o “ridículo”, al considerar que un tuit de este estilo queda muy fuera de lugar viniendo desde un perfil institucional. Y más teniendo en cuenta que este concurso en concreto, como tantos otros de formato parecido, no tiene la reputación de ser un producto culturalmente muy elevado, sino más bien todo lo contrario. Lo cual no es necesariamente negativo: todos necesitamos algún momento de desconexión mental de vez en cuando. Pero tampoco se puede esconder que la imagen es la que es, lo que explica la respuesta hostil que ha recibido al asociar a ella la marca del club.
¿Le merece la pena a los Spurs arriesgarse a semejante descrédito simplemente por arañar un poco de interacción, de engagement como se dice en la jerga del marketing? Es una estrategia, como mínimo, bastante discutible. Sí es cierto que el humor suele ser una de las técnicas que dan más rendimiento, y que más agradecen los lectores, a la hora de interactuar con los seguidores. Pero el arte de un buen comunicador también es saber detectar el límite entre lo que divierte, lo que hace gracia, y lo que da vergüenza ajena.
Allá cada uno, por supuesto, con la manera que quiera utilizar para expresarse; mientras no traspase determinadas líneas rojas o incurra en hechos contemplados en el Código Penal, la libertad de expresión vigente ampara cualquier estilo. Si el gestor de la comunidad en español del Tottenham pretende ser chistoso a toda costa y no le importa quedar como un bufón, nadie más que sus jefes puede impedírselo. El famoso “que hablen de mí, aunque sea mal” es una máxima que, con otras palabras, ya formuló ni más ni menos que Cervantes, pero si se lleva al extremo se puede acabar cayendo en la versión inversa que se atribuye a Dalí: “Que hablen de mí, aunque sea bien”. Dudamos que muchas reputaciones corporativas soporten eso.
Con información de la agencia ‘EFE’.
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