Monitor Sur
Ciudad de México, 15 mayo 2014.- De purrete lo acunaban con un tango; a los 15, el rocanrol lo relojeaba, pero el tango en la vereda lo esperaba y, a los 30, lo invitó a tomar café. Eso que Pablo Ahmad entonaba con su banda, La Fábrica de Tangos, resume su biografía.
De adolescente, el bandoneonista sólo quería ser como Fito Páez y pensaba en el tango como música para viejos. Pero, a los 14 años, su madre le regaló un casete y él empezó a imitar a Gardel.
“El tango te espera”, dice el cantor, en su estudio en la Colonia Roma, mientras bebe un mate.
Su pinta corresponde más a la de un rockero: lleva pantalones salmón, camisa blanca, tenis negros y una melena rizada. Solo se aparece con el pelo relamido y enfundado en un traje negro cuando es invitado a cantar con la Orquesta Mexicana de Tango del bandoneonista César Olguín, su maestro.
Con su fusión con el rock y otros ritmos, Ahmad ha dado nuevos bríos al tango en México. Se llama a sí mismo “creador del tango-cumbia” con aquel Purrete en el olvido que grabó con La Fábrica de Tangos en el segundo y último disco de la banda que formó con Martín Murano.
“El tango fluye y fluye y, en algún momento, -dice el pianista- te agarra o por el baile o por el gusto. Y creo que ahora está pasando eso en el mundo”.
Un día, Olguín lo presentó como el “Juan Gabriel del tango” porque sus conciertos terminan en fiesta. En Argentina ya tocó para 20 mil personas. Logra arrastrar a una multitud de jóvenes, pero también a los mayores.
“Los viejos me respetan por el bandonéon”, replica el compositor afincado en México desde hace 13 años, cuando la crisis argentina lo trajo para acá. Acaba de grabar El Delivery de tangos, un disco de puro tango clásico, dedicado a sus “viejos”, con el que paga una deuda consigo mismo. Ahí incluyó Me juego por vos, su personal homenaje al País.
Este domingo, Ahmad y su Quinteto Tango Rock se presentan a las 12:00 horas en el Antiguo Colegio de San Ildefonso y el 1 de junio en el “Ciudad Tango Fest”, en Coyoacán.
Aunque el apellido sirio despiste, Ahmad es un chico de barrio, nació el 1 de abril de 1979 en Villa Urquiza, Buenos Aires. “El tango -dice- cuenta la historia del barrio”. Sea una historia de amor o traición.
Su papá era policía y se hizo amigo del bandoneonista Ernesto Baffa que un día fue a casa de los Ahmad. Pablo tuvo entonces por primera vez frente a sí un bandoneón.
Se ha ganado la vida como productor y compositor de música para películas y telenovelas. Mucho más lejos de lo que podía esperar un niño al que en la escuela lo despacharon con una nota dirigida a su madre: “No tiene ninguna sensibilidad musical”.
Él, sin embargo, solo ha hecho caso del consejo de su madre: “No dejes de componer”. “Soy un trovador que cuenta las historias de la gente”. El tango dejó de esperar por Ahmad.
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