El basurero de Murillo Karam sobre desaparición normalistas/.- La Procuraduría General de la República (PGR), sigue dando palos de ciego en la investigación para determinar el móvil del homicidio de seis personas—tres de ellos estudiantes—y desaparición forzada de 43 normalistas en Iguala, Guerrero, que se registraron el pasado 26 de septiembre.
Hasta ahora el procurador Jesús Murillo Karam ha sido incapaz de sustentar una hipótesis creíble sobre las causas que derivaron en la cruel ejecución de seis civiles—un normalista sin piel en el rostro ensangrentado— esa noche oscura y helada en el que las balas calientes de grueso calibre atravesaron los cuerpos.
Murillo Karam ha basado la investigación en el testimonio de tres presuntos sicarios detenidos y configuró una hipótesis legal con demasiadas lagunas que generaron más dudas que respuestas sobre el paradero de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Las declaraciones de los presuntos sicarios que dicen haber quemado los cuerpos de 43 normalistas para borrar cualquier huella humana en el basurero de Cocula, podría ser hasta cierto punto creíble… La interrogante ¿Por qué los mataron?
Según Murillo Karam, los tres detenidos coincidieron en su declaración de haber recibido una orden para ejecutarlos… Y siguiendo la lógica del procurador, los sicarios cumplieron en matar a los normalistas. Es decir ejecutaron a los enemigos de los ‘jefes o patrones del narcotráfico’.
La pregunta es ¿cuál es el móvil?… El mismo abogado de la nación ha dicho que los estudiantes no tenían ligas con actividades ilícitas ni cárteles de la droga.
¿Por qué los sicarios habrían de desaparecer los restos de los normalistas? Si el modus operandis de los pistoleros del narcotráfico consiste en matar a sangre fría, abandonar los cuerpos en cualquier fosa común, terreno baldío, carretera o calle. Y comúnmente la memoria de un sicario es poco fiable en un proceso judicial.
Aun así Murillo Karam pidió en la indagación ministerial qué lo llevarán hasta el lugar, pues quería ver a los muertos con sus propios ojos. Los jefes policiacos acataron la orden, llevaron a los sicarios a recrear una supuesta escena del crimen… Resulta que la mayoría de las huellas de los cadáveres habían desaparecido.
Otra duda que abrió Murillo Karam en el curso de la investigación es con relación a la responsabilidad atribuida a José Luis Abarca, ex alcalde de Iguala.
El procurador ha declarado que la orden girada por Abarca—sujeto a proceso penal como presunto autor intelectual del homicidio de seis personas y desaparición forzada de 43 estudiantes— aquella noche del 26 de septiembre—- a elementos de la policía habría sido no dejar pasar a los normalistas para evitar protestas durante el informe de su esposa María de los Ángeles Pineda Villa presidenta del DIF. Si el ex edil no dio la orden de levantar y desaparecer a los normalistas, no encuadra el nivel de responsabilidad atribuida hasta ahora en los hechos violentos, es decir su jerarquía en el cártel de ‘Guerreros Unidos’ no es del tamaño que ha sido difundida por la PGR o por lo menos ese se deduce de las palabras de Murillo Karam.
La PGR justifica que Sidronio Casarrubias Salgado, es el supuesto líder máximo del cártel “Guerreros Unidos”, originario del municipio de Teloloapan. Dicen que él ordenó la desaparición de normalistas de Ayotzinapa, según la declaración ministerial, reconoció que la noche del 26 de septiembre, recibió un mensaje de texto en su celular de parte de su lugarteniente, identificado como “El Cabo Gil”, que le informó sobre la detención de un grupo criminal contrario.
Casarrubias Salgado pidió a “El Cabo Gil” proceder contra las personas que habían capturado.
Entonces, qué ocurrió esa noche del 26 de septiembre. Policías y sicarios recibieron órdenes distintas de Abarca y Casarrubias Salgado.
El primero pide no dejar pasar a los estudiantes, el segundo ordena recuperar los autobuses y eliminar a quienes habían secuestrado esas unidades que presuntamente transportaban en un doble fondo un cargamento de heroína hacia la frontera norte.
Los normalistas ajenos al tema de la droga habían interceptado los autobuses para viajar a la conmemoración del 2 de octubre en Chilpancingo, nunca llegaron, pues sufrieron las represalias sanguinarias de los sicarios de ‘Guerreros Unidos’.
¿Qué pasó con los dos autobuses? En un acto de insólita diligencia ministerial la empresa recuperó las unidades sin mayor problema o nunca se requirieron como pruebas en el proceso de desaparición forzada de los normalistas.
¿Dónde quedaron los cuerpos? Pareciera que los cadáveres de la hipótesis de la PGR se levantaron y huyeron de Guerrero.
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